01/10/2025 - Edición Nº967

Internacionales

Heridas ocultas

Fotografías en Núremberg denuncian impacto de minas antipersonales en Azerbaiyán

30/09/2025 | Una muestra internacional revela el drama humano y exige justicia global tras décadas de violencia



En Núremberg, la ciudad que pasó a la historia por los juicios contra el nazismo tras la Segunda Guerra Mundial, se inauguró una muestra fotográfica que expone con crudeza el drama de las minas antipersonales en Azerbaiyán. El lugar fue elegido de manera simbólica: el mensaje es que, así como allí se juzgaron crímenes de lesa humanidad, hoy también deben rendir cuentas quienes extendieron un dolor que sigue vigente mucho después de los combates.

La exposición, titulada “El punto culMINAnte del peligro”, reúne más de veinte fotografías de gran formato instaladas al aire libre. Cada imagen está acompañada de un testimonio personal de las víctimas y de códigos que permiten acceder a sus historias completas. Las escenas muestran cuerpos marcados por amputaciones, rostros con cicatrices y comunidades que no pueden regresar a sus tierras porque el suelo sigue escondiendo trampas mortales.

El conflicto entre Armenia y Azerbaiyán por la región de Nagorno Karabaj dejó, según estimaciones oficiales, más de un millón de minas enterradas en campos, caminos y aldeas. Estas armas, prohibidas por el Tratado de Ottawa de 1997, permanecen activas durante décadas y no distinguen entre soldados y civiles. Desde el fin de la guerra, cientos de personas han muerto o quedaron con discapacidades irreversibles mientras trabajaban la tierra, conducían un vehículo o simplemente intentaban volver a sus hogares.

La muestra fue inaugurada el 27 de septiembre, fecha en que Azerbaiyán conmemora el Día del Recuerdo de los Mártires de la Guerra Patria. La coincidencia no es casual: busca mantener viva la memoria de quienes perdieron la vida y reforzar el reclamo por justicia internacional. Tras presentarse en Múnich, continuará por distintas ciudades europeas con el objetivo de sensibilizar sobre un problema que no se limita a un solo país: en más de 60 naciones del mundo todavía hay minas activas, desde Camboya hasta Colombia.

El cierre de la exposición se apoya en la voz de los protagonistas. “Desde Núremberg, símbolo de justicia internacional, decimos: las minas matan incluso después de las guerras. No puede haber paz sin memoria ni justicia”, afirmó el representante azerí Mehdiyev.

También están las palabras directas de las víctimas. Khazar Babashov, conductor de profesión que perdió la movilidad tras una explosión, dejó un mensaje contundente bajo su foto: “¿Soy culpable? ¿Sí o no? Díganlo, escríbanlo en el papel bajo la foto. Esperaré su respuesta. Yo era conductor, trataba de trasladar a las personas sanas y salvas de un lugar a otro. Di un paso fuera del vehículo. Se oyó una explosión. Y mi vida se derrumbó para siempre”.

Otro testimonio estremecedor es el de Parviz Najafov, trabajador vial que sufrió la pérdida de un ojo y una pierna: “Yo construía caminos para unir a las personas, no para separarlas como lo hicieron las minas. Una explosión me arrebató un ojo y una pierna; otra hirió a quienes intentaron rescatarme. ¿Cuántas veces puede desvanecerse la esperanza en el mismo lugar?.

De este modo, la muestra no solo denuncia el impacto de una de las armas más crueles de la guerra moderna, sino que da un rostro y una voz a quienes siguen pagando el precio del conflicto, recordando que la paz verdadera solo es posible cuando hay memoria y justicia.