
Estados Unidos volvió a colocar a Cuba en el Nivel 3 del Informe sobre la Trata de Personas 2025, la clasificación más baja en la lucha contra este delito. El documento asegura que el gobierno de La Habana no solo incumple estándares mínimos, sino que también aplica prácticas de explotación laboral en programas de cooperación internacional. Para Washington, el régimen cubano se sirve de su diplomacia médica como fuente de ingresos, bajo condiciones que consideran coercitivas.
El informe detalla que en 2022 las llamadas "misiones médicas" generaron para la isla 4.900 millones de dólares, una cifra que constituye la principal entrada de divisas del país. Sin embargo, las denuncias apuntan a que miles de profesionales de la salud fueron enviados a trabajar en el extranjero con restricciones de movilidad, vigilancia constante y presiones legales. Estos elementos son interpretados por las autoridades estadounidenses como indicios de trabajo forzoso.
El Departamento de Estado sostiene que el gobierno cubano utiliza un sistema de coercion institucionalizada, en el que los médicos enfrentan amenazas de represalias contra sus familias, retención de pasaportes y sanciones penales si abandonan las misiones. Según el reporte, la exportación de servicios sanitarios no puede catalogarse como voluntaria cuando existen mecanismos de control tan severos.
Cuba, por su parte, defiende que estas brigadas son un gesto de solidaridad internacional, destacando su papel en emergencias sanitarias y catástrofes naturales. Las autoridades de la isla niegan categóricamente que exista explotación y acusan a Estados Unidos de manipular los informes con fines políticos. Argumentan que miles de comunidades pobres se han beneficiado del acceso a la salud gracias a la presencia de estos profesionales.
La permanencia en el Nivel 3 del informe puede acarrear restricciones financieras y diplomáticas. Entre ellas, limitaciones al acceso a fondos de organismos multilaterales y a ciertos programas de cooperación con Washington. Para los analistas, esta clasificación es un instrumento de presión que podría aislar aún más a la economía cubana en un contexto ya marcado por sanciones.
Organismos defensores de derechos humanos señalan que el caso cubano es especialmente complejo porque involucra un sector esencial como la salud pública, donde se entremezclan cooperación y explotación. El debate se extiende incluso dentro de la ONU, donde algunos países valoran positivamente la asistencia médica cubana, mientras otros respaldan las denuncias por violaciones laborales.
Al interior de la comunidad internacional, la designación de Cuba como país de Nivel 3 genera posiciones encontradas. Gobiernos aliados de La Habana denuncian que se trata de una medida punitiva y politizada, mientras que naciones cercanas a Washington celebran el informe como un paso necesario para visibilizar los abusos. En cualquier caso, el impacto en la imagen del régimen es significativo.
Los profesionales de la salud que han desertado de estas misiones relatan condiciones de aislamiento, control ideológico y limitaciones severas de sus libertades personales. Estas voces refuerzan la narrativa estadounidense, aunque La Habana sostiene que son casos aislados magnificados por intereses externos.
El informe anual del @StateDept sobre Trata de Personas ofrece la evaluación más completa sobre este grave crimen y los esfuerzos globales de gobiernos y partes interesadas para combatirlo.
— Embajada EEUU Perú (@USEMBASSYPERU) September 29, 2025
Conoce el reporte para Perú (en inglés) aquí ⬇️ https://t.co/Duq4D7GRhp
La reincorporación de Cuba al Nivel 3 del informe sobre trata de personas refleja un escenario donde la política, la economía y los derechos humanos se entrelazan de forma inevitable. Para Washington, la explotación laboral de profesionales médicos es un patrón sistemático; para La Habana, se trata de una acusación infundada que busca deslegitimar su modelo de cooperación.
En cualquier caso, la controversia pone de relieve las tensiones en torno al papel de Cuba en el mundo y la fragilidad de su economía. El desenlace dependerá de cómo se articule el equilibrio entre presión internacional y respaldo de sus aliados, en un tablero donde la narrativa de la solidaridad y la acusación de explotación siguen enfrentadas.