Un fuerte temporal desatado en la región ucraniana de Odesa dejó al menos nueve personas muertas, entre ellas un niño y una familia de cinco integrantes, y obligó a evacuar a cientos de habitantes. El fenómeno, que comenzó con intensas lluvias y vientos huracanados, derivó en inundaciones repentinas que arrasaron casas, vehículos y tendidos eléctricos, provocando además cortes masivos de energía en la zona.
Las autoridades locales informaron que varios equipos de rescate continúan trabajando en condiciones adversas para liberar caminos bloqueados, auxiliar a los damnificados y restablecer los servicios básicos. Más de 200 personas fueron puestas a salvo durante las últimas horas, muchas de ellas trasladadas en botes tras quedar atrapadas en viviendas anegadas.

El alcalde de Odesa, Guennadi Trujanov, precisó que el centro administrativo de la región «recibió casi el doble de la precipitación habitual en dos meses» en cuestión de horas. «Ningún sistema de alcantarillado puede soportar tal carga», advirtió. Según el servicio de socorro, hasta el momento fueron rescatadas 362 personas y evacuados 227 vehículos. Trujanov reconoció que la situación es difícil, pero aseguró que se encuentra «bajo control», aunque se espera que el mal tiempo continúe mañana. La ciudad portuaria, ubicada a orillas del mar Negro, ha sido históricamente golpeada por temporales debido a su geografía y a la antigüedad de parte de su infraestructura. Sin embargo, la magnitud de la tormenta de este fin de semana no tiene precedentes recientes.

El impacto también se reflejó en las comunicaciones y el transporte. Varias rutas quedaron intransitables, los servicios ferroviarios fueron suspendidos en algunos tramos y se registraron interrupciones en la red de telefonía. Incluso en la propia ciudad de Odesa, miles de hogares permanecen sin electricidad y con suministro de agua limitado.
No es la primera vez que Ucrania enfrenta catástrofes vinculadas al clima extremo. En 2008, el oeste del país sufrió una inundación que dejó más de 30 muertos y afectó a 40.000 viviendas. Durante la última década, se ha registrado un incremento de tormentas repentinas, inundaciones y olas de calor, fenómenos que los especialistas relacionan con el avance del cambio climático y con la falta de obras de infraestructura capaces de contener el agua en regiones bajas.
Mientras tanto, las brigadas de emergencia siguen desplegadas en Odesa y sus alrededores, donde se estima que aún podrían encontrarse personas atrapadas en áreas rurales. El gobierno local decretó duelo por las víctimas y pidió a la población extremar las medidas de precaución, al tiempo que advirtió que nuevas lluvias podrían complicar las tareas de recuperación en los próximos días.