Un nuevo error en una comunicación oficial volvió a encender la polémica en torno a la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas. El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, publicó en sus redes sociales un mapa de la Argentina en el que las islas no estaban incluidas.
El posteo estaba relacionado con la defensa de georreferenciar las farmacias de todo el país y la importancia de implementar deliveries de medicamentos. En un tramo del largo texto, Sturzenegger detalló los kilómetros que recorren los argentinos para acceder a una farmacia: "5 millones de argentinos deben hacer 5 km, 3 millones deben hacer 10 km, 2 millones 25 km, 800 mil 50 km y 200 mil 100 km o más", indicó.
El funcionario argumentó que "el acceso a la salud para esta gente se dificulta si debe hacer personalmente estas distancias. 2,1 millones de argentinos viven solos. Si están enfermos: ¿cómo se acercan a una farmacia? De estos, 600 mil son adultos mayores de 70 años". También advirtió que "400 mil personas viven en hogares con dos adultos de más de 70 años" y que "3,4 millones de personas viven en familias de madres solteras que deberían dejar sus hijos solos si deben ausentarse del hogar para ir a buscar sus medicamentos".
Sturzenegger defendió el delivery de medicamentos al hogar, que generó resistencia en las farmacéuticas, porque "protege la salud pública evitando que gente enferma circule, aumentando la posibilidad de contagios". Según el ministro, "en un país de 2,8 millones de km², la entrega a domicilio no es un lujo: es salud. Lo mostramos georreferenciando las 15.000 farmacias existentes, donde se ve claramente el vacío en zonas rurales o menos urbanizadas".

La publicación generó críticas inmediatas, interpretadas como un descuido o falta de respeto al reclamo de soberanía nacional. Este tipo de omisión no es un hecho aislado. En octubre de 2024, la Secretaría de Asuntos Estratégicos había mostrado un mapa incompleto ante diplomáticos y empresarios extranjeros, también sin el archipiélago. Poco después, la Cancillería bajo la conducción de Diana Mondino difundió un comunicado refiriéndose a las islas como “Falklands”.
La cuestión Malvinas tiene un fuerte peso histórico en la política argentina. Desde 1833, cuando el Reino Unido ocupó el territorio desalojando a la población y autoridades argentinas, la soberanía sobre las islas ha sido reclamada de manera permanente. En 1965, la Asamblea General de la ONU reconoció la disputa e instó a ambos países a dialogar, un camino que continúa abierto pero sin avances concretos.
Cada omisión o error en la representación del mapa argentino es percibido como un golpe simbólico al reclamo nacional. Por eso, la publicación de Sturzenegger reactivó el debate sobre si se trata de simples equivocaciones de diseño o de una estrategia de comunicación más amplia que busca acercarse a Londres, bajo la lógica de que una buena relación bilateral puede ser más efectiva que la confrontación.
La sensibilidad social en torno al tema hace que cada gesto tenga impacto inmediato. El reclamo por las Malvinas está protegido por la Constitución Nacional desde 1994, que lo establece como una causa irrenunciable y de interés permanente para el Estado argentino.
Con este nuevo episodio, el Gobierno vuelve a quedar bajo la lupa y se enfrenta a cuestionamientos que trascienden la política partidaria: la defensa de la soberanía es un tema de consenso nacional, y la ausencia de las islas en cualquier representación oficial es vista como una falta de respeto a esa causa compartida.