La fecha del 26 de octubre marca un límite inmediato para el Gobierno, pero en la Casa Rosada y en los círculos políticos ya están pensando en lo que ocurrirá después. Una de las incógnitas centrales es cómo definirá Javier Milei la conformación de su Gabinete, en el inicio de la segunda parte de su presidencia.
Por un lado, el oficialismo busca alcanzar un número de bancas que le permita sostener los vetos presidenciales, e impulsar las reformas tributaria y laboral mientras que por el otro, deberá ser cuidadoso con la elección de los nombres que llegarán al Gabinete para reemplazar a Patricia Bullrich y a Luis Petri, que serán candidatos en sus respectivos distritos. Otro reemplazo que deberá decidir es el de su vocero, Manuel Adorni, que en diciembre asumirá la banca de legislador porteño que ganó en el mes de mayo.
En el oficialismo saben que los resultados de los comicios tendrán un peso decisivo en las decisiones. Si Milei logra una performance favorable, tendrá un camino más accesible para ir por sus objetivos, mientras que por el contrario, si pierde se le hará todo cuesta arriba. Por esa razón, es que son más cuidadosos en la elección de los nombres.
La oposición, por su parte, sigue de cerca los movimientos del Gobierno y especula con que un rediseño del Gabinete pueda abrir espacios de diálogo o, en el caso contrario, acentuar la confrontación. En paralelo, los mercados también observan con atención, atentos a cómo se reconfiguran las piezas del equipo económico.
Con el horizonte inmediato marcado por las urnas, la Casa Rosada enfrenta el desafío de combinar gestión y política. El día después del 26 de octubre podría convertirse en un punto de inflexión para Milei, obligado a decidir si ratifica a su equipo o abre la puerta a un Gabinete renovado.
GZ