05/10/2025 - Edición Nº971

Internacionales

Crimen político

El nombre que sacude Chile: Diosdado Cabello y un crimen político

02/10/2025 | La Fiscalía chilena apunta al número dos del chavismo como autor intelectual del crimen de un disidente venezolano. Las pesquisas apuntan a que fue ejecutado por integrantes del Tren de Aragua.



La muerte del disidente venezolano Ronald Ojeda, secuestrado en Santiago de Chile en febrero de 2024, continúa revelando un trasfondo inquietante que trasciende fronteras. El fiscal chileno Héctor Barros, coordinador del Equipo de Crimen Organizado, aseguró que existen antecedentes claros que apuntan hacia Diosdado Cabello, número dos del chavismo, como autor intelectual del homicidio. Esta acusación no solo sacude a la Justicia chilena, sino que también pone de relieve el rol del régimen de Caracas en crímenes políticos cometidos en el extranjero.

Ojeda, un exmilitar opositor que había buscado refugio en Chile, fue secuestrado de su departamento por un grupo armado y posteriormente hallado muerto bajo una losa de cemento en la comuna de Maipú. La brutalidad del crimen reflejó una operación planificada, y las pesquisas apuntan a que fue ejecutada por integrantes del Tren de Aragua, organización criminal con raíces en Venezuela y vínculos estrechos con estructuras estatales.

Un crimen con sello político

Según Barros, el asesinato no fue un hecho aislado ni obra de delincuentes comunes, sino un acto ordenado con fines políticos. Ojeda había participado en intentos de sublevación contra Nicolás Maduro y era considerado un enemigo incómodo por el régimen. Las pruebas indican que el crimen habría sido encargado y financiado por Cabello, uno de los hombres más poderosos dentro del chavismo, reconocido por controlar redes de inteligencia y seguridad paralelas.

El caso evidencia cómo la represión política venezolana trasciende sus fronteras. La ejecución de un exiliado en territorio chileno constituye una advertencia para opositores que viven en el extranjero y pone a prueba la capacidad de la comunidad internacional para proteger a los refugiados perseguidos por regímenes autoritarios.

El papel del Tren de Aragua

Las investigaciones revelan que facciones del Tren de Aragua, como los Piratas de Aragua, participaron directamente en el secuestro y asesinato. Uno de sus cabecillas, Édgar Benítez Rubio, alias “El Fresa”, fue extraditado a Chile para enfrentar cargos. Este vínculo confirma la alianza entre crimen organizado y poder político en Venezuela, donde las bandas actúan como brazos ejecutores de intereses del chavismo.

El uso de grupos criminales para llevar a cabo operaciones encubiertas otorga al régimen un grado de impunidad, al difuminar responsabilidades directas y dificultar la persecución judicial. Sin embargo, la Fiscalía chilena considera que las pruebas apuntan de manera inequívoca a la cúpula chavista.

Consecuencias internacionales

La acusación contra Diosdado Cabello agrava aún más las deterioradas relaciones diplomáticas entre Chile y Venezuela. La imposibilidad legal de extraditar ciudadanos venezolanos representa un obstáculo, pero no elimina la presión política y judicial sobre el régimen de Maduro. Organismos internacionales y gobiernos democráticos podrían usar este caso para exigir sanciones adicionales y visibilizar la red de represión transnacional chavista.

El crimen de Ronald Ojeda se suma a una larga lista de denuncias contra Cabello, señalado durante años de controlar negocios ilícitos, redes de corrupción y de ser uno de los rostros más duros del autoritarismo venezolano. Su nombre aparece hoy vinculado a un homicidio político en un país extranjero, confirmando que la influencia del chavismo no conoce límites.

Entre la indignación y la sombra 

El asesinato de Ronald Ojeda representa un crimen de Estado disfrazado de operación criminal, donde confluyen intereses políticos y mafiosos bajo la dirección de Diosdado Cabello. Para sus críticos, esto demuestra que el chavismo no duda en usar cualquier medio, incluso el asesinato en suelo extranjero, para acallar voces disidentes. El caso pone a prueba la voluntad de la comunidad internacional frente a la impunidad y expone la verdadera dimensión del poder oscuro que Cabello ejerce desde Caracas.