
La tensión en el Mediterráneo volvió a escalar cuando la armada israelí interceptó a casi todos los barcos de la denominada Global Sumud Flotilla, una iniciativa internacional que buscaba llegar a la Franja de Gaza para denunciar el bloqueo marítimo y trasladar ayuda humanitaria simbólica. Con embarcaciones procedentes de puertos de Europa y el norte de África, y tripuladas por más de 500 personas de distintas nacionalidades, la misión fue concebida como un gesto de resistencia pacífica y como recordatorio de la crisis humanitaria que atraviesan los habitantes de Gaza desde hace más de una década.
La operación israelí se llevó a cabo en aguas internacionales, a unas 40 millas náuticas de la costa de Gaza. Testimonios de los activistas aseguran que las fuerzas israelíes cortaron las comunicaciones de las embarcaciones, rodearon a la flotilla con barcos militares y finalmente abordaron a la mayoría de ellas con comandos especiales. Denuncian, además, que durante el operativo se emplearon cañones de agua, sustancias irritantes y maniobras intimidatorias que pusieron en riesgo la vida de quienes viajaban a bordo. Israel, por su parte, argumentó que actuó para “evitar una violación del bloqueo marítimo”, que considera una medida legítima de seguridad, y que se ofreció a recibir la ayuda en uno de sus puertos para trasladarla posteriormente a Gaza.
El único barco que logró mantenerse en ruta por unas horas más, el Marinette, de bandera polaca, terminó siendo detenido poco después. Entre los pasajeros de la flotilla había médicos, parlamentarios europeos, periodistas y activistas reconocidos internacionalmente, lo que convirtió al episodio en un asunto de escala diplomática. Algunos de los detenidos fueron trasladados a centros penitenciarios en el desierto del Negev, mientras que otros comenzaron a ser deportados a sus países de origen. El caso más resonante fue el de cuatro legisladores italianos, liberados rápidamente tras la presión de Roma.
The Marinette was the last global sumud flotilla boat to evade the IDF. Just before it was finally seized on Friday morning, Sept 3, Turkish passenger Omar Faruk shouted a final message of love and solidarity for Gaza pic.twitter.com/GGul9Iaiob
— Global Sumud Flotilla (@GlobalSumud) October 3, 2025
El bloqueo a Gaza, impuesto en 2007, ha restringido severamente la entrada de bienes, servicios y personas al enclave palestino, generando escasez crónica de alimentos, medicinas y combustible. Las flotillas internacionales han intentado, en varias ocasiones, desafiar ese cerco. El antecedente más recordado es el de 2010, cuando el abordaje israelí al barco turco Mavi Marmara terminó en un violento enfrentamiento que dejó nueve muertos y desató una crisis diplomática con Turquía. Desde entonces, cada misión marítima hacia Gaza ha sido vigilada de cerca y, en la mayoría de los casos, detenida antes de alcanzar la costa.
Las reacciones internacionales a la nueva intercepción no tardaron en llegar. Gobiernos de Europa, Asia y América Latina expresaron preocupación por la seguridad de sus ciudadanos y exigieron garantías de que los activistas serán liberados sin cargos. Organizaciones de derechos humanos acusaron a Israel de violar el derecho internacional al interceptar embarcaciones civiles en aguas internacionales y recordaron que, como potencia ocupante, tiene la obligación de permitir el paso de ayuda humanitaria esencial hacia Gaza. En paralelo, se multiplicaron las manifestaciones en ciudades como Madrid, Roma, Estambul y Buenos Aires, donde miles de personas reclamaron el fin del bloqueo y denunciaron lo que consideran un “acto de piratería de Estado”.
“My name is Greta Thunberg . I'm a citizen of Sweden. If you are watching this video, I have been abducted and taken against my will by Israeli forces.. Please tell my government to demand my and the others' immediate release.” pic.twitter.com/A433yOAhtj
— Global Sumud Flotilla (@GlobalSumud) October 3, 2025
La tensión entre la versión israelí y las denuncias de la flotilla vuelve a poner en el centro del debate la legalidad del bloqueo marítimo y el impacto de más de 18 años de aislamiento sobre la población gazatí. Mientras el mundo observa con creciente inquietud, lo ocurrido con la Global Sumud confirma que, al menos por ahora, la ruta marítima hacia Gaza sigue siendo un terreno prohibido, incluso para quienes apelan a la protesta pacífica.