06/10/2025 - Edición Nº972

Internacionales

Crisis de legitimidad

Monarquía marroquí en crisis: corrupción y escándalos al descubierto

03/10/2025 | Entre corrupción, represión y fortunas ocultas, Mohammed VI y su entorno enfrentan un creciente rechazo popular.



La monarquía marroquí atraviesa un momento crítico en términos de legitimidad. A pesar de proyectar una imagen de modernidad y estabilidad, la dinastía alauita se ha visto envuelta en escándalos que van desde la corrupción empresarial hasta la represión sistemática de la disidencia. Las calles de Marruecos, en los últimos meses, se han llenado de jóvenes que cuestionan un modelo de poder que consideran anacrónico y opaco.

El malestar ciudadano no es nuevo, pero ha alcanzado una intensidad inédita. La percepción de que el Palacio concentra riqueza y privilegios mientras millones de marroquíes enfrentan precariedad refuerza la brecha entre gobernantes y gobernados. Esto ha generado un caldo de cultivo para que cada escándalo resuene con mayor fuerza en la opinión pública.

Danielgate y fortunas ocultas

Uno de los episodios más recordados fue el “Danielgate” en 2013, cuando el rey Mohammed VI concedió un perdón real a un ciudadano español condenado por abusos sexuales a menores. El escándalo desató una ola de indignación que obligó al Palacio a dar marcha atrás, pero dejó en evidencia el uso arbitrario del poder real. Para muchos, fue una señal de cómo el aparato real se mueve entre privilegios y desconexión con el pueblo.

A ello se suman las filtraciones de los Pandora Papers, que revelaron operaciones offshore ligadas a Lalla Hasnaa, hermana del monarca, y los informes de Wikileaks que documentan prácticas corruptas en el corazón del Estado. Estas revelaciones consolidan la percepción de una familia real enriquecida mediante estructuras opacas mientras las necesidades sociales quedan relegadas.


Rey de Marruecos

Escándalos de espionaje

Otro frente de polémica ha sido el del espionaje. Diversas investigaciones vincularon a Marruecos con el uso del software Pegasus, con el que habrían espiado a periodistas, activistas e incluso a líderes internacionales. Este tipo de prácticas no solo violan la privacidad, sino que además proyectan una imagen de régimen policial más que de monarquía modernizadora.

El alcance del caso Pegasus fue internacional, lo que golpeó la credibilidad externa del reinado. Marruecos pasó de presentarse como un socio fiable en el norte de África a ser visto como un actor que recurre a tácticas encubiertas y cuestionables, dañando así su prestigio diplomático.


Principe de Marruecos. 

Represión contra la disidencia

La represión contra la libertad de expresión refuerza este panorama sombrío. Casos como el de Omar Radi y otros periodistas encarcelados, o el del activista Al Ablaq, condenado por criticar al rey en redes sociales, confirman que la crítica al poder real sigue siendo un tabú castigado con dureza. Estos juicios son interpretados por muchos como advertencias ejemplificadoras que buscan sofocar cualquier intento de disenso.

Aunque recientemente el monarca concedió indultos a algunos periodistas y opositores, estos gestos se interpretan como movimientos tácticos más que como señales de apertura real. Para amplios sectores, la represión sigue siendo la norma y la clemencia real, una excepción usada como estrategia de legitimación.


El rey y el principe de Marruecos. 

El entorno del rey

El entorno cercano del monarca tampoco escapa a la polémica. Su secretario personal, Mounir Majidi, ha sido acusado de corrupción y mala gestión de empresas ligadas al holding real SIGER. Sus detractores lo señalan como símbolo de la concentración de poder económico en manos de una élite que se beneficia directamente de su cercanía con el rey.

Al mismo tiempo, informes periodísticos revelan lo que llaman una “pandemia de corrupción” dentro del Makhzen, ese entramado de poder que mezcla intereses políticos, económicos y militares en torno a la familia real. Estos reportes ilustran un sistema que se sostiene no solo en la figura del monarca, sino también en un círculo íntimo con privilegios y blindajes especiales.


Familia real de Marruecos. 

Ni blanco ni negro

El futuro de la monarquía marroquí se enfrenta a tensiones internas y a una ciudadanía cada vez más informada y conectada que exige cambios. Sin embargo, la historia reciente de Oriente Medio demuestra que los relevos de poder no siempre derivan en escenarios mejores.

El caso del Sha de Irán, derrocado en 1979, ilustra cómo la caída de un régimen autoritario dio paso a otro aún más represivo bajo el ayatolá Jomeini. Marruecos, en su búsqueda de justicia y democracia, debe tener presente que no toda revolución garantiza libertad, y que el riesgo de caer en alternativas más oscuras siempre existe.