05/10/2025 - Edición Nº971

Internacionales

Turismo cubano

Cuba busca turistas en América Latina: ¿logrará revertir la caída?

04/10/2025 | El ministro Juan Carlos García Granda defiende que el sector aún resiste, aunque las cifras revelan una recuperación incompleta.



El turismo en Cuba atraviesa una de sus fases más complejas en décadas. Las autoridades han redoblado el discurso de optimismo para contrarrestar la percepción de un sector en retroceso, marcado por apagones, escasez de alimentos, inflación y sanciones externas. En este escenario, el ministro de Turismo, Juan Carlos García Granda, aseguró que la industria “está viva y pateando”, intentando sostener la confianza de turoperadores, aerolíneas y potenciales visitantes.

Pese a los mensajes oficiales, las cifras muestran que la llegada de visitantes sigue lejos de los niveles previos a la pandemia. Mientras que en 2019 la isla superaba los cuatro millones de turistas, hoy las metas gubernamentales apenas rondan los 2,6 millones, con un desempeño que aún no garantiza su cumplimiento. La brecha entre las expectativas y la realidad plantea dudas sobre la capacidad de recuperación del sector en medio de una crisis estructural.

Factores internos y externos

El deterioro del turismo responde a una combinación de elementos internos y externos. Por un lado, los apagones eléctricos, la escasez de combustible y el desabastecimiento hotelero han deteriorado la experiencia del visitante, afectando su disposición a regresar. Por otro, las restricciones de viaje de Estados Unidos, las advertencias de seguridad de Europa y la competencia regional golpean con fuerza la demanda.

La infraestructura tampoco acompaña el ritmo de la inversión estatal en hoteles de lujo. Mientras se inauguran nuevos complejos, persisten deficiencias en servicios básicos como transporte, conectividad y abastecimiento. Esta desalineación entre la oferta y la demanda real ha generado un desajuste que erosiona la rentabilidad y la imagen internacional de la isla como destino turístico.

Mercados y estrategias

Cuba busca diversificar sus fuentes de visitantes para reducir la dependencia de mercados tradicionales. Canadá se mantiene como principal emisor, aunque cada vez más sensible a las alertas y a la crisis energética. Desde Europa, países como Alemania y España muestran una recuperación parcial, aunque sin alcanzar los picos de años anteriores. Rusia y China aparecen en la estrategia oficial como polos de expansión, aunque sus aportes aún son irregulares.

El gobierno también apuesta a América Latina. México, Colombia y Argentina figuran entre los destinos priorizados en las giras de promoción. La intención es articular paquetes multicountry que ofrezcan experiencias complementarias, pero el peso de estos mercados sigue siendo limitado y difícilmente compensará la caída de los flujos tradicionales en el corto plazo.

Estructura económica y oferta privada

Los problemas estructurales del modelo económico cubano también inciden directamente en el turismo. La dualidad cambiaria, la centralización y la burocracia complican el abastecimiento, elevando los costos de operación y reduciendo la competitividad. Al mismo tiempo, la imagen internacional del país se resiente por las protestas sociales y la crisis migratoria, lo que repercute en la decisión de viaje de miles de turistas potenciales.

En contraste, el alojamiento en casas particulares y las propuestas privadas muestran una mayor capacidad de adaptación. Estos espacios ofrecen flexibilidad, autenticidad y mejor relación calidad-precio, lo que los convierte en una alternativa atractiva frente a los grandes hoteles estatales. El crecimiento de este segmento evidencia que el turismo en la isla aún tiene margen para reinventarse si logra superar las trabas regulatorias.

Perspectivas y riesgos

Las autoridades confían en mejorar la conectividad aérea con China y Rusia, y en garantizar una temporada alta menos afectada por apagones. Sin embargo, los desafíos son grandes: la persistencia de la crisis energética, la volatilidad cambiaria y las tensiones políticas con Estados Unidos amenazan con frenar cualquier repunte. El margen de maniobra es limitado, y el discurso de optimismo puede convertirse en un arma de doble filo si las expectativas no se cumplen.

En este contexto, el turismo de nicho —buceo, salud, cultura y eventos— aparece como una de las pocas áreas con señales positivas. La demanda por experiencias diferenciadas abre oportunidades que podrían sostener parcialmente la industria, aunque sin alcanzar los volúmenes masivos que el Estado proyecta.

Más turismo 

El discurso oficial de que el turismo cubano “está vivo y pateando” refleja más una estrategia de contención que una realidad verificable. Si bien el país conserva infraestructura hotelera y experiencia en el sector, la brecha entre promesas y resultados alimenta la desconfianza de los mercados. La probabilidad de alcanzar las metas oficiales de visitantes para 2025 se mantiene incierta y dependiente de factores externos.

La resiliencia del sector dependerá de la capacidad de Cuba para resolver problemas energéticos y flexibilizar su modelo económico. Sin cambios significativos, la recuperación plena del turismo a niveles pre-pandemia parece poco probable en el corto plazo, y el riesgo de que el relato optimista pierda credibilidad es cada vez más alto.