19/10/2025 - Edición Nº985

Internacionales

Integración energética

BID y Centroamérica: el ambicioso plan que podría cambiar el futuro energético

04/10/2025 | El nuevo impulso al segundo circuito de SIEPAC busca abaratar costos, mejorar la seguridad energética y preparar la región para un futuro de renovables.



La integración eléctrica de Centroamérica atraviesa un punto decisivo. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha reunido a ministros de Energía de los seis países de la región, junto con los principales entes reguladores y operadores, para acelerar la ampliación del Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central (SIEPAC). El objetivo es claro: cerrar las brechas que limitan el mercado regional y garantizar que la transición hacia energías limpias no quede atrapada por la falta de infraestructura.

El encuentro se realizó en Washington y dejó como resultado un consenso sobre la urgencia de avanzar con el llamado segundo circuito, una duplicación de líneas de transmisión ya previstas en las torres originales del SIEPAC. Esta ampliación permitiría aumentar en hasta 100% la capacidad de transferencia en ciertos tramos, lo que se traduce en un mayor flujo de electricidad barata entre los países, menos congestiones y una red más robusta frente a eventos climáticos extremos.

El mercado eléctrico regional

El Mercado Eléctrico Regional (MER) ya muestra resultados concretos. Solo en 2024 se intercambiaron más de 3.700 GWh con un valor cercano a los 350 millones de dólares, y participaron más de 300 agentes privados. Estos números evidencian que la interconexión no es un proyecto teórico, sino una realidad que ya contribuye a reducir costos y a diversificar el suministro. La expansión con el segundo circuito permitirá multiplicar esos beneficios.

Además del aumento en transacciones, el MER se ha convertido en un instrumento de seguridad energética. Los países pueden suplir déficits temporales con generación vecina, evitando apagones y moderando picos de precio. La ampliación del SIEPAC, al permitir mayor capacidad de transferencia, fortalecerá esta función de respaldo mutuo.

Inversiones y financiamiento

El plan de expansión moviliza cifras significativas. El costo del segundo circuito se estima en unos 370 millones de dólares, de los cuales IDB Invest ya comprometió hasta 225 millones en créditos de largo plazo para la Empresa Propietaria de la Red (EPR). A esto se suma un préstamo del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) por 37 millones, destinado a reforzar más de 300 kilómetros de líneas y ampliar subestaciones en Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Estas inversiones añadirán alrededor de 300 MW de capacidad mínima operativa en los tramos más críticos.

El financiamiento no solo cubre líneas y subestaciones, también abre espacio para almacenamiento de energía y redes inteligentes, dos elementos centrales para absorber un mayor porcentaje de renovables en la matriz. Con ello, la región apunta a reducir la dependencia de combustibles fósiles, bajar la intensidad de emisiones y convertirse en un polo de energía limpia competitivo a escala internacional.

El marco regulatorio y el tercer protocolo

El éxito de esta expansión no depende únicamente de cables y transformadores. El Tercer Protocolo de SIEPAC, en discusión, busca actualizar la gobernanza regional, agilizar la toma de decisiones y ofrecer mayor seguridad jurídica para atraer inversión privada. La armonización de regulaciones en los seis países es un reto mayor, pero sin ella resultará imposible incorporar almacenamiento, recursos distribuidos y servicios complementarios que exigen reglas claras.

El protocolo también plantea abrir el camino hacia interconexiones más allá de Centroamérica. México, Colombia y Belice ya figuran como socios potenciales, lo que ampliaría el mercado y permitiría aprovechar diferencias horarias y tecnológicas para un intercambio más eficiente. Se trata de un salto estratégico que podría consolidar a Centroamérica como corredor energético de relevancia continental.

Riesgos y desafíos pendientes

El avance del segundo circuito enfrenta retos técnicos y políticos. La construcción de nuevas líneas implica gestionar servidumbres, impactos ambientales y procesos de consulta social, que en ocasiones pueden retrasar los cronogramas. También pesan las diferencias políticas entre los países, que afectan la coordinación y la estabilidad de los marcos regulatorios.

La situación financiera de las empresas eléctricas nacionales y de la propia EPR es otro punto sensible. Para materializar la expansión completa se requiere capacidad de endeudamiento y estabilidad tarifaria, dos condiciones que pueden verse afectadas por crisis económicas o decisiones gubernamentales de corto plazo. La incertidumbre política en algunos países de la región añade una dosis extra de riesgo.

Más que hacer 

La expansión del SIEPAC es uno de los proyectos de integración más ambiciosos de Centroamérica en décadas. Si logra concretarse en los plazos previstos, ofrecerá beneficios directos en costos, seguridad energética y sostenibilidad, reforzando la transición hacia renovables y reduciendo la vulnerabilidad frente a crisis de combustibles. La región tiene la oportunidad de consolidarse como un espacio de cooperación efectiva en un campo estratégico.

Sin embargo, el éxito no está asegurado. Los riesgos regulatorios, ambientales y financieros pueden comprometer la viabilidad del plan si no son gestionados con transparencia y coordinación. La clave estará en que los gobiernos y organismos regionales mantengan una visión compartida, capaz de equilibrar soberanía nacional con integración profunda.