La ciudad de Medellín se convirtió en escenario de duelo tras la llegada del cuerpo de Bayron Sánchez, conocido artísticamente como B-King, quien fue asesinado en México junto al DJ caleño Regio Clown. Más de doscientas personas se reunieron para despedirlo, vestidas de blanco como lo había pedido su madre, Adriana Salazar, y su hermana Estefanía. El ambiente estuvo marcado por la tristeza, pero también por un fuerte reclamo de justicia.
Los familiares pidieron que la memoria del artista fuera recordada en paz. En medio de cantos religiosos, globos blancos y la presencia de su perrito acompañando el ataúd, el homenaje se convirtió en una muestra de afecto colectivo. Para muchos, la partida de B-King fue la pérdida de un joven que transmitía mensajes positivos y de fe a través de su música, alejado de las dinámicas oscuras que suelen rodear a la industria.
El asesinato de B-King está rodeado de sospechas sobre el crimen organizado y el tráfico de tusi, una droga sintética que ha proliferado en las fiestas de lujo en Ciudad de México. Aunque las autoridades mexicanas han vinculado a varios ciudadanos colombianos con el caso, la familia insiste en que el cantante fue víctima por encontrarse en el lugar equivocado. La versión que cobra fuerza es que fue invitado a un evento sin conocer los riesgos que enfrentaba su colega Regio Clown.
La madre del artista aseguró que no tenía conocimiento de los problemas que ya arrastraba el DJ caleño, quien según versiones locales habría recibido amenazas por la venta de drogas en zonas exclusivas como Polanco. Este detalle ha llevado a pensar que la presentación en México pudo ser una trampa que arrastró a B-King a un destino fatal. Para sus allegados, él nunca estuvo vinculado a negocios ilícitos y su único propósito era compartir su música.
En los días posteriores al homicidio, las autoridades mexicanas anunciaron la captura de cuatro colombianos, presuntamente involucrados en el hecho. Se trata de Yuli Catherine Zapata, Yonier Mantilla, Samuel Leandro Quintero y Juan Fernando Córdoba, oriundos del Valle del Cauca. Sus familias, en Colombia, denunciaron que los detenidos se encuentran incomunicados y que no existen pruebas sólidas que los vinculen directamente con el crimen. El debate sobre estas detenciones ha generado tensión diplomática y un pedido de garantías procesales.
La defensa de los allegados de los capturados insiste en que la versión de la policía mexicana se sostiene solo en la supuesta relación de los detenidos con un vehículo y una motocicleta vinculados al ataque. Sin embargo, no hay evidencias claras que los incriminen. La incertidumbre sobre la investigación deja a las familias en una situación de angustia, mientras reclaman apoyo consular y transparencia en el proceso judicial.
Más allá del proceso penal, Medellín recuerda a B-King como un joven bondadoso que había conquistado un lugar en la música urbana por su estilo alegre y sus mensajes de esperanza. En sus letras resaltaban las referencias a la superación personal, la familia y la fe, lo que lo diferenciaba de otros exponentes del género. Sus amigos destacan que nunca buscó problemas y que prefería mantenerse alejado de las confrontaciones.
El funeral estuvo cargado de simbolismo: palomas liberadas, oraciones colectivas y una consigna que se repitió en varias ocasiones: "Ya nada nos lo va a devolver, pero siempre estará presente en su música". En ese gesto, familiares y amigos intentaron transformar el dolor en una forma de resistencia frente a la violencia que tantas vidas se ha llevado en Colombia y en el extranjero.
El último adiós a B-King en Medellín: música, globos blancos y un fuerte clamor por justicia 🕊️
— Debate (@ELDEBATE) October 3, 2025
El cantante colombiano Bayron Sánchez Salazar, conocido artísticamente como B-King, fue despedido en Medellín en medio de un emotivo homenaje que combinó tristeza, música y un… pic.twitter.com/8C8aYz5NZe
El caso de B-King pone de relieve la vulnerabilidad de los artistas colombianos en escenarios internacionales donde confluyen el narcotráfico y la inseguridad. Si bien las investigaciones apuntan a redes criminales mexicanas, las contradicciones y la falta de claridad dejan abiertas más preguntas que respuestas. La posibilidad de que B-King haya sido arrastrado a una emboscada sin tener relación directa con estos negocios ilustra la fragilidad de quienes buscan abrirse paso en una industria cada vez más peligrosa.
La despedida en Medellín mostró cómo la figura del cantante trasciende el hecho violento para convertirse en un símbolo de inocencia truncada. Su pérdida deja un vacío en la escena musical y en la vida de quienes lo conocieron, pero también una reflexión urgente sobre la necesidad de proteger a los jóvenes artistas que se enfrentan a riesgos desproporcionados en el camino hacia el reconocimiento.