
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) lanzó una seria advertencia sobre la situación en la planta nuclear de Zaporiyia, en el sur de Ucrania, tras confirmarse que la central lleva más de una semana desconectada de la red eléctrica externa. Su director general, Rafael Grossi, reclamó “voluntad política” tanto a Kiev como a Moscú para restaurar la energía y evitar lo que describió como “un escenario de riesgo para toda Europa”.
La planta, controlada por fuerzas rusas desde 2022, ha recurrido a generadores diésel de emergencia para mantener operativos los sistemas de refrigeración de los reactores y del combustible gastado. Según Grossi, la dependencia de estos equipos temporales no es sostenible a largo plazo y expone a la instalación a un potencial accidente nuclear en caso de nuevas interrupciones o fallos técnicos.
Rusia y Ucrania se acusan mutuamente de impedir la reconexión eléctrica. Moscú asegura que las hostilidades en la zona bloquean los trabajos de reparación, mientras Kiev denuncia que Rusia busca desviar la planta hacia su propia red eléctrica como parte de su estrategia de anexión. En el medio, los técnicos del OIEA señalan que las reparaciones son viables, pero requieren garantías de seguridad que aún no existen.
El propio Grossi recordó que ya se han registrado diez cortes desde el inicio de la guerra y que este es el más prolongado hasta la fecha. Además, reportó que un apagón reciente dejó sin respaldo a la planta de Chernóbil durante varias horas, evidenciando la fragilidad del sistema energético nuclear en medio del conflicto.
Aunque los reactores de Zaporiyia permanecen detenidos, la acumulación de combustible usado representa un peligro permanente. Sin refrigeración adecuada, se corre el riesgo de fugas radiactivas con consecuencias que trascenderían las fronteras de Ucrania. Expertos advierten que incluso un incidente limitado podría replicar la catástrofe de Fukushima o, en el peor de los casos, Chernóbil.
La comunidad internacional observa con creciente preocupación. El OIEA insiste en que el restablecimiento de la energía no es un problema técnico, sino un asunto político que requiere coordinación inmediata entre las partes en guerra. Sin esa cooperación, las probabilidades de un accidente aumentan de manera alarmante.
La planta nculear de Zaporiyia, ocupada por Rusia dede 4 de marzo de 2022, afronta una situación crítica por el corte de la línea de energía que preserva los seis nucleos inactivos. Quedan nueve días de espera y la OIEA lanzó una advertencia. Veamos el riesgo real pic.twitter.com/qhHJveyCUm
— Nacho Montes de Oca (@nachomdeo) October 1, 2025
La crisis de Zaporiyia es un recordatorio brutal de cómo los conflictos armados amenazan la seguridad nuclear global. La planta no solo es un objetivo estratégico, sino un riesgo latente para millones de personas. El pedido de la ONU es claro: la seguridad nuclear debe estar por encima de la guerra. Sin voluntad política, Europa quedará expuesta a una tragedia que podría marcar generaciones.