19/10/2025 - Edición Nº985

Internacionales

Energía limpia

China impulsa megaparques solares flotantes para no perder tierras agrícolas

05/10/2025 | El país asiático transforma lagos y minas inundadas en centrales solares, con beneficios energéticos, hídricos y ambientales.



China se ha convertido en el país que más avanza en la instalación de parques solares flotantes, una solución tecnológica que combina innovación, eficiencia y estrategia territorial. Con apenas poco más del 11% de su superficie destinada a la agricultura y una población que supera los 1.400 millones de habitantes, el dilema es evidente: cómo producir electricidad renovable sin poner en riesgo la seguridad alimentaria.

La respuesta llega desde el agua. Represas hidroeléctricas, lagos artificiales y minas inundadas se transforman en plataformas para paneles solares. Estas instalaciones no solo evitan ocupar suelo cultivable, sino que además generan beneficios adicionales: el agua enfría los módulos, mejorando su rendimiento eléctrico; se reduce la evaporación en embalses, un aporte crucial en regiones con sequías; y, cuando se integran a represas hidroeléctricas, aportan estabilidad al sistema energético.

Entre los proyectos más destacados figuran la planta flotante de Huainan, en la provincia de Anhui, levantada sobre una antigua mina de carbón colapsada y anegada, y el parque de Dingzhuang, en Shandong, con 320 megavatios de capacidad. Más recientemente, se lanzó un plan aún más ambicioso: una instalación de 1 gigavatio en mar abierto, la mayor de su tipo en el planeta.

El auge de la fotovoltaica sobre agua también responde a tensiones internas. El crecimiento acelerado de los parques solares en tierra firme había generado conflictos con el sector agrícola, preocupado por la pérdida de superficie productiva. Frente a esa fricción, la apuesta por la energía solar flotante aparece como un equilibrio: más megavatios renovables sin reducir las tierras de cultivo.


Obras de instalación de módulos fotovoltaicos en una central del país asiático.

La escala del proyecto es enorme. China cuenta con miles de embalses y cuerpos de agua artificiales, lo que abre un potencial técnico gigantesco para expandir este modelo. Si se desplegara masivamente, podría cubrir una porción significativa de la demanda eléctrica nacional y, al mismo tiempo, contribuir a la gestión del agua en un país donde los recursos hídricos están desigualmente distribuidos.

Aunque existen desafíos —como el mantenimiento de los anclajes, la corrosión de equipos y la protección de la biodiversidad acuática—, el balance de ventajas ha impulsado su consolidación como política energética. Con ello, China no solo refuerza su liderazgo global en renovables, sino que también crea un modelo replicable para otros países con escasez de tierra cultivable y abundancia de embalses.