Los resultados de las autopsias realizadas a Lara Gutiérrez, Morena Verdi y Brenda Loreley Del Castillo, las tres adolescentes asesinadas en Florencio Varela, confirmaron la extrema violencia con la que actuaron sus agresores. Los informes describen un cuadro forense de crueldad inusitada, con signos de tortura, múltiples heridas cortantes y contundentes, y mecanismos de muerte distintos en cada una de las víctimas.
Según las pericias, Lara murió a causa de un shock hipovolémico provocado por la pérdida masiva de sangre. Su cuerpo fue hallado con una mordaza alrededor de la boca y el cuello, cintas plásticas en las rodillas y un cordón en los tobillos. A su lado, los investigadores encontraron un cuchillo de cocina con mango negro y fragmentos de vidrio verde.

El informe detalla que presentaba una herida punzante en el centro del pecho, dos cortes en el cuello y una cuchillada que le provocó el desprendimiento completo de la oreja izquierda. La herida más grave fue un corte profundo en el costado derecho del cuello que seccionó arterias y vasos sanguíneos vitales, causándole una hemorragia fatal. También tenía lesiones en las manos, con pérdida de las yemas de los dedos, compatibles con maniobras de defensa, y un golpe en la comisura de la boca.
En el caso de Morena, los peritos determinaron que murió por estrangulamiento a lazo y una fractura cervical que le causó un shock neurogénico. Presentaba un surco completo alrededor del cuello, producto de la presión ejercida con un lazo, además de numerosos hematomas en el rostro, el pecho y las orejas. También se registraron marcas de uñas y raspones en los muslos, signos de un ataque violento y sostenido.
La fractura entre la primera y segunda vértebra cervical afectó la médula espinal, provocando una parálisis inmediata y la detención de las funciones respiratorias y cardíacas. Los expertos concluyeron que todas las lesiones fueron provocadas por elementos duros y contundentes, en un contexto de agresión directa.
Por último, Brenda fue la que más lesiones traumáticas sufrió. La causa de su muerte fue un paro cardiorrespiratorio traumático derivado de los múltiples golpes en el cráneo. Luego de su fallecimiento, su cuerpo fue descuartizado a la altura del abdomen.
La autopsia describe un patrón de agresión sistemático: cortes y puñaladas en el rostro, cuello y torso, fracturas óseas, hematomas en distintas partes del cuerpo y un profundo corte abdominal post mortem que dejó expuestos los órganos internos. Presentaba además ocho heridas punzantes en el cuello, una puñalada en la frente y lesiones compatibles con maniobras defensivas en las manos.
Las conclusiones de los forenses reflejan una escena de extrema violencia, donde las tres adolescentes fueron atacadas con saña y sometidas a distintas formas de tortura antes de morir. Los investigadores sostienen que el triple crimen no sólo evidencia un nivel de brutalidad inusual, sino también la posible intervención de un grupo organizado que actuó con un propósito de disciplinamiento dentro del circuito narco que domina amplias zonas del conurbano.
Los cuerpos, las heridas y las circunstancias del hallazgo dejan al descubierto la dimensión más feroz del entramado criminal que opera en Florencio Varela, y que, según las autoridades judiciales y policiales, busca imponer el terror como método de control territorial.