10/10/2025 - Edición Nº976

Internacionales

Crisis ambiental

Ecuador: el dilema petrolero que desafía la voluntad ciudadana

08/10/2025 | La presión por mantener la producción petrolera enfrenta la voluntad popular expresada en el referéndum del Yasuní.



En Ecuador, la extracción petrolera vuelve a convertirse en el epicentro de un conflicto que trasciende la economía y toca la esencia de su democracia ambiental. El referéndum del Yasuní, que decidió suspender la explotación del bloque ITT, marcó un hito en la historia del país. Sin embargo, un año después, los intereses económicos y las presiones institucionales amenazan con revertir la voluntad popular que buscaba preservar una de las zonas más biodiversas del planeta.

Mientras el gobierno busca mantener el flujo de ingresos derivados del petróleo, sectores sociales e indígenas alertan sobre un retroceso en los compromisos climáticos. En el corazón de la Amazonía, comunidades que votaron por el cierre del bloque ITT ven cómo nuevas concesiones y prórogas administrativas ponen en riesgo su territorio. La tensión entre la urgencia fiscal y la protección ambiental revela una fractura entre la decisión ciudadana y el poder estatal.

Presión petrolera y soberanía democrática

El conflicto actual expone una pregunta de fondo: ¿puede una democracia sostener su integridad cuando su economía depende de recursos que destruyen su base ecológica? Los expertos advierten que Ecuador enfrenta una "trampa extractiva", donde los ingresos del crudo son indispensables para financiar el gasto público, pero su explotación compromete derechos ambientales y soberanía territorial. La Amazonía se ha convertido en un campo de disputa política, donde la consulta popular se mide contra el poder de los contratos petroleros.

La situación es particularmente tensa en las zonas de Tiputini e Ishpingo, donde las empresas estatales continúan operando bajo exenciones técnicas. Los movimientos ecologistas denuncian que estas excepciones violan el espíritu del referéndum, mientras el Ejecutivo argumenta que la transición energética requiere tiempo y seguridad presupuestaria. El resultado es un limbo jurídico donde la decisión popular corre el riesgo de diluirse entre tecnicismos y decretos.

Un modelo agotado

El caso ecuatoriano ilustra el agotamiento del modelo extractivista en la región. Desde el auge petrolero de los setenta, el crudo ha financiado obras, subsidios y estabilidad fiscal, pero también ha dejado pasivos ambientales de magnitud irreversible. En provincias como Orellana y Sucumbíos, los derrames y la contaminación de acuífros siguen afectando la salud de miles de personas. Cada barril extraído representa, para muchos, un retroceso en la justicia ambiental y en el respeto a los pueblos originarios.

En paralelo, los intentos de diversificar la economía avanzan con lentitud. La falta de infraestructura, inversión verde y mecanismos de compensación internacional limita las alternativas para un país que aún depende de las rentas del subsuelo. Ecuador parece atrapado entre dos visiones: la de un Estado que busca sostenerse con el crudo y la de una sociedad civil que exige una transición justa y vinculante hacia energías limpias.

El dilema del futuro

Ecuador enfrenta una disyuntiva histórica. Si el Estado ignora el mandato del Yasuní, estará debilitando no solo su credibilidad ambiental, sino también el principio de soberanía popular. Si, en cambio, decide acatarlo plenamente, deberá redefinir su modelo productivo y fiscal con urgencia. En ambos escenarios, el desafío no es solo económico, sino moral: decidir si la democracia se mide por su capacidad de escuchar al pueblo o por su obediencia a los mercados.

La batalla por el Yasuní es, en realidad, la batalla por el tipo de país que Ecuador quiere ser. En ese espejo se reflejan las contradicciones de toda América Latina, donde el desarrollo sigue atado a la explotación de la naturaleza. El futuro dependerá de si los gobiernos logran convertir la voluntad ciudadana en política de Estado, o si la democracia vuelve a ceder ante el peso del petróleo.