10/10/2025 - Edición Nº976

Internacionales

Indignación en Francia

Profanan la tumba de Robert Badinter horas antes de su homenaje nacional

09/10/2025 | La tumba del exministro de Justicia fue vandalizada el mismo día en que se lo honró en el Panteón por abolir la pena de muerte y defender los derechos humanos.



La tumba de Robert Badinter, figura central en la historia moderna de Francia, fue profanada este jueves en el cementerio de Bagneux, al sur de París, pocas horas antes de que el presidente Emmanuel Macron encabezara un homenaje nacional en el Panteón. Grafitis con mensajes ofensivos fueron descubiertos sobre su sepultura, dirigidos a su legado por la abolición de la pena de muerte y la defensa de los derechos de las minorías.

Macron calificó el ataque como un intento de “empañar su memoria” y aseguró que “la República siempre es más fuerte que el odio”. Durante la ceremonia, el mandatario inauguró un cenotafio en su honor, donde se colocaron su toga de abogado, tres libros personales y una copia del discurso con el que, en 1981, convenció a la Asamblea Nacional de suprimir la guillotina para siempre.


Robert Badinter (1928–2024), jurista y exministro de Justicia francés, fue el artífice de la abolición de la pena de muerte y un defensor incansable de los derechos humanos y la dignidad frente al Estado.

Badinter, fallecido en 2024 a los 95 años, fue uno de los juristas más influyentes de la Francia contemporánea. Nacido en París en 1928 en el seno de una familia judía de origen rumano, vivió la ocupación nazi y la deportación de su padre a Sobibor, tragedia que marcó profundamente su vida y su visión del derecho. Tras doctorarse en Derecho y enseñar en la Universidad de París, se destacó como abogado penalista en los años sesenta y setenta, donde comenzó su cruzada contra la pena capital.

Su nombre quedó asociado a un juicio histórico: la defensa de Patrick Henry, un joven acusado de secuestro y asesinato, a quien logró salvar de la guillotina en 1977. Aquella causa se convirtió en el punto de inflexión que impulsó el debate nacional sobre la legitimidad del Estado para quitar la vida.


Robert Badinter, en sus años como ministro de Justicia, durante una reunión en el Consejo Constitucional. Su compromiso con una justicia humanista marcó un antes y un después en la historia legal de Francia.

En 1981, tras la llegada de François Mitterrand al poder, Badinter fue nombrado ministro de Justicia. Apenas cuatro meses después, presentó la ley que abolió la pena de muerte en Francia, una decisión que transformó el sistema judicial y lo consolidó como símbolo de los derechos humanos. También promovió la despenalización de la homosexualidad, la reforma penitenciaria y una justicia más garantista.

A lo largo de su vida, Badinter fue además presidente del Consejo Constitucional francés (1986-1995), miembro del Consejo de Estado y un referente ético en los debates sobre memoria, justicia y dignidad humana. Su pensamiento trascendió la política partidaria: defendió la independencia del poder judicial y se opuso a la instrumentalización del derecho con fines populistas.


El Consejo Constitucional de Francia, presidido por Robert Badinter entre 1986 y 1995, fue escenario de decisiones clave sobre la separación de poderes y los derechos fundamentales en la Quinta República.

En el Panteón, su cenotafio se une a figuras como Voltaire, Victor Hugo, Émile Zola y Marie Curie, personalidades que encarnan los valores universales de la República francesa. Sin embargo, su cuerpo permanecerá en el cementerio judío de Bagneux, respetando su fe y su deseo familiar.

La profanación de su tumba ha sido denunciada ante la fiscalía y generó una ola de repudio en todo el país. Dirigentes políticos, asociaciones civiles y ciudadanos expresaron su indignación por lo ocurrido, recordando que Badinter dedicó su vida a luchar precisamente contra el odio y la intolerancia.

El atentado simbólico contra su memoria ocurre en un contexto europeo marcado por el resurgimiento de discursos extremistas. Para muchos franceses, el homenaje en el Panteón no solo reconoce a un hombre, sino también a una idea: la de que la justicia y la humanidad deben prevalecer incluso frente a la barbarie.