
Portugal se prepara para un giro económico centrado en la gente. El gobierno presentó su plan de presupuesto para 2026 con una idea clara: dejar más dinero en los bolsillos de las familias y facilitar la vida de las pequeñas empresas, sin poner en riesgo las cuentas del Estado.
Una de las principales medidas será una reducción de impuestos para los trabajadores de ingresos medios y bajos, con el objetivo de mejorar el poder adquisitivo en un contexto de precios aún altos. La idea es que quienes ganan menos puedan destinar una parte mayor de su salario al consumo y no tanto al fisco.
También habrá rebajas para las pequeñas y medianas empresas, que son la base del empleo en el país. El gobierno espera que, con menores impuestos, las compañías puedan contratar más personal, invertir y sostener la actividad en sectores como el turismo, la tecnología y los servicios.
Otro punto clave del plan es el apoyo a los jóvenes que buscan comprar su primera casa. Quienes tengan menos de 36 años no pagarán el impuesto que se cobra al adquirir una vivienda de hasta $330.500 euros, una ayuda concreta en un momento en que los precios inmobiliarios dificultan la independencia.
Con esta medida, el Ejecutivo intenta frenar la emigración de jóvenes profesionales que, ante la falta de oportunidades y altos costos de vida, optan por irse a otros países europeos.
El gobierno asegura que estas rebajas fiscales no pondrán en riesgo la estabilidad económica. Portugal mantendrá sus cuentas equilibradas y seguirá reduciendo la deuda pública, algo que lleva más de una década intentando tras la crisis de 2011, cuando debió recibir ayuda internacional.
Portugal busca sostener el crecimiento económico con equilibrio fiscal, apostando por una recuperación que se sienta en la vida cotidiana.
Hoy, el país se muestra como uno de los más ordenados de la eurozona. Su economía crece de forma sostenida, el desempleo está bajo y la inflación se mantiene controlada. El objetivo ahora es consolidar ese equilibrio con más bienestar social, sin volver a depender del endeudamiento externo.
El presupuesto será debatido en el Parlamento durante las próximas semanas. Si se aprueba, entrará en vigor a comienzos de 2026. El Ejecutivo lo presenta como una apuesta por una economía más moderna, más justa y más humana, donde la recuperación no se mida solo en cifras, sino también en oportunidades.
“Se trata de que los portugueses sientan la mejora en su día a día: en el salario, en el alquiler, en la posibilidad de planificar su futuro”, explicaron desde el gobierno al presentar el plan.
Portugal, que hace poco más de una década estaba al borde del colapso financiero, busca ahora consolidar una nueva etapa: crecer sin crisis, repartir sin despilfarrar y mirar al futuro con estabilidad.