
por Mikel Viteri
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó suspender los contactos diplomáticos con el gobierno de Nicolás Maduro, en una decisión que, según fuentes citadas por The New York Times, “allana el camino para una posible escalada militar contra el narcotráfico o el régimen venezolano”.
El diario neoyorquino reveló que Trump instruyó personalmente a su enviado especial, Richard Grenell, para cesar toda comunicación con Caracas, incluidos los canales discretos abiertos con altos funcionarios del chavismo. La medida se habría comunicado durante una reunión con mandos del Pentágono, donde el presidente expresó su intención de usar “todos los elementos del poder estadounidense” para “acabar con el narcotráfico venezolano”.
El gobierno estadounidense acusa desde hace años a Maduro de liderar el “Cártel de los Soles”, una red criminal integrada por altos mandos de las Fuerzas Armadas Bolivarianas. Washington ofrece una recompensa de 50 millones de dólares por su captura.
La orden presidencial se produce en un contexto de creciente tensión militar en el Caribe. Desde finales de agosto, Estados Unidos ha desplegado ocho buques de guerra, un submarino nuclear y miles de efectivos frente a las costas venezolanas bajo el argumento de combatir el narcotráfico.
Hasta la fecha, al menos 21 personas han muerto en ataques estadounidenses contra pequeñas embarcaciones que, según el Pentágono, transportaban drogas desde Venezuela hacia el Caribe y Centroamérica. El presidente colombiano Gustavo Petro denunció que uno de los últimos bombardeos afectó a una nave con ciudadanos colombianos, elevando el conflicto a nivel diplomático regional.
“Trump ha dejado claro a Maduro que usará todos los recursos militares y económicos para poner fin al narcotráfico venezolano”, dijo una fuente anónima citada por The New York Times.
Mientras tanto, en Caracas, el canciller Yván Gil acusó a Estados Unidos de ejecutar “ataques de piratería estatal” y de buscar “una agresión disfrazada de operación antidrogas”.
Horas después de conocerse la orden presidencial, el Senado estadounidense rechazó un intento demócrata de bloquear los ataques en el Caribe, consolidando el respaldo institucional a la estrategia militar de la Casa Blanca.
La resolución, presentada por los senadores Adam Schiff (California) y Tim Kaine (Virginia) bajo la Ley de Poderes de Guerra, fue rechazada por 51 votos contra 48. La medida pretendía obligar a la administración a solicitar autorización del Congreso para continuar con las operaciones militares.
El demócrata John Fetterman (Pensilvania) fue el único de su bancada en votar con los republicanos, mientras que los senadores Rand Paul (Kentucky) y Lisa Murkowski (Alaska) fueron los dos únicos republicanos que se opusieron a la Casa Blanca.
“El riesgo de que Estados Unidos se enrede en otra guerra es real”, advirtió Schiff en el debate. “El Congreso no puede renunciar a su autoridad constitucional para declarar la guerra.”
Por su parte, el senador republicano Jim Risch, presidente del Comité de Relaciones Exteriores, defendió los ataques:
“Los narcotraficantes que envían drogas a nuestro país son terroristas. Están financiando organizaciones extranjeras designadas como terroristas. No vamos a quedarnos de brazos cruzados.”
El senador Rand Paul, en cambio, alertó sobre los excesos:
“El grupo que quiere volar todo por los aires debería recordar que muchos de estos barcos no han sido verificados. Nunca sabremos si eran narcotraficantes o pescadores. Fueron reducidos a cenizas.”
#ÚLTIMAHORA Donald Trump Jr.: "El Cartel de los Soles no son solo narcotraficantes, son terroristas" https://t.co/0QaxqXSxbb pic.twitter.com/pGpeOHhogd
— Monitoreamos (@monitoreamos) September 8, 2025
El debate sobre la legalidad y la estrategia detrás de los ataques se trasladó también al Comité de Inteligencia del Senado, durante la audiencia de confirmación de Joshua Simmons, asesor del secretario de Estado Marco Rubio, nominado para consejero jurídico de la CIA.
Simmons eludió responder si participó en la redacción del fundamento legal que autoriza las ofensivas, cuya justificación sigue siendo secreta. “No puedo discutir ningún consejo legal que haya o no ofrecido”, declaró ante los senadores.
Los demócratas sostienen que Trump busca un “cambio de régimen” en Venezuela y que las operaciones en el Caribe podrían convertirse en una guerra no autorizada. “El pueblo estadounidense no quiere otra guerra, y el Congreso no puede permitir que ningún presidente inicie una de forma ilegal o unilateral”, advirtió el Comité de Exteriores de la Cámara Baja.
Desde Caracas, Maduro respondió que “Venezuela no se doblegará ante el imperialismo” y prometió una defensa “férrea” del territorio nacional. El gobierno venezolano ha denunciado ante la ONU y el Movimiento de Países No Alineados lo que considera una “campaña de desinformación y agresión”.
Sin embargo, fuentes regionales señalan que el régimen se encuentra cada vez más aislado, con pérdida de aliados clave en América Latina y un creciente cerco diplomático en organismos multilaterales.
La decisión de cortar los contactos con Maduro representa un nuevo giro de la doctrina Trump, que combina presión militar, sanciones económicas y diplomacia coercitiva para debilitar a regímenes considerados hostiles.
La ofensiva caribeña se suma a sus recientes éxitos diplomáticos en Oriente Medio, donde el presidente ha impulsado el plan de paz para Gaza, que prevé la desmilitarización del enclave palestino, su reconstrucción bajo supervisión internacional y la eventual creación de un Estado palestino reformado.
Ambas jugadas consolidan la imagen de Trump como un líder dispuesto a usar la fuerza para imponer la paz y el orden, mientras se perfila hacia las elecciones de 2026.
“Trump intenta proyectarse como el presidente que puede poner fin a las guerras y, al mismo tiempo, ganar las guerras necesarias”, afirma el analista Ned Lazarus, de la Universidad George Washington.
#URGENTE Loa senadores del partido Demócrata acaban de perder la resolución que prohíbe al Presidente Trump las operaciones militares contra los carteles y el Caribe, la resolución S.J. 83 fue derrotada 51 a 48, así que @realDonaldTrump y su @DeptofWar van por las cabezas del… pic.twitter.com/Rzy6ExNh5w
— Esteban Gerbasi (@estebangerbasi) October 9, 2025
Aunque la Casa Blanca insiste en que no busca una intervención directa, fuentes del Pentágono admiten que se han elaborado “múltiples planes militares” que incluyen operaciones para derrocar a Maduro si el conflicto se agrava.
La situación ha generado alarma entre aliados tradicionales. En Bogotá, el presidente Gustavo Petro calificó los ataques como una “violación de la soberanía regional”, mientras México y Brasil pidieron contención.
Organismos internacionales, entre ellos la OEA y Amnistía Internacional, advierten que una escalada militar podría desestabilizar toda la región caribeña y agravar la crisis humanitaria en Venezuela, donde más de siete millones de personas han emigrado desde 2015.
La suspensión de los contactos diplomáticos con Maduro y la votación en el Senado confirman que la “guerra contra el narcotráfico” en el Caribe se ha convertido en una prueba de poder para la administración Trump.
Mientras los demócratas denuncian un camino hacia la guerra, el presidente republicano refuerza su narrativa de fuerza global: mano dura en América Latina, victoria diplomática en Gaza y liderazgo sin concesiones frente a sus adversarios.