
“Lo hice por droga y por plata”, reconoció Ariel Giménez ante el fiscal Adrián Arribas, cuando se le preguntó por su participación en el triple crimen de Florencio Varela. El detenido está señalado como la persona que cavó el pozo donde fueron enterradas Morena Verdi, Brenda Del Castillo y Lara Gutiérrez. Sin embargo, aseguró que nunca vio los cuerpos ni supo que las chicas estaban allí.
Giménez, que continúa detenido, declaró durante varias horas en los tribunales de Quilmes. Ratificó buena parte de lo que ya había contado a la policía al momento de su detención, aunque intentó despegarse de la escena del crimen. Para la fiscalía, su versión es contradictatoria y busca encubrir su grado de responsabilidad.
Según la hipótesis del fiscal Arribas, el acusado “hizo el pozo en el que enterraron a las tres víctimas y luego lo tapó”, mientras que su declaración intenta presentar el hecho como un trabajo menor, sin conocer el fin macabro que tendría.
En su testimonio, Giménez mencionó que mantuvo contacto con dos personas: Magalí Celeste González Guerrero y Miguel Villanueva Silva, a quien conocía con el sobrenombre de “Gonzalo”. La primera, una de las detenidas, fue quien se quebró en las últimas horas y aportó datos que permitieron avanzar en la causa.
De acuerdo con su relato, González Guerrero lo contactó por una red social luego de que él publicara una historia escuchando música. Le propuso alquilarle un parlante por $30.000, pagándole finalmente $20.000 en drogas y $10.000 en efectivo. Según Giménez, “Gonzalo” fue a buscar el parlante en remis y regresó del mismo modo.
“Me hizo bajar del auto cuatro cuadras antes de la casa, me entregó la plata y la droga”, declaró el acusado. Dijo además que, tras ese intercambio, regresó a su casa y pasó la noche con una amiga, que ahora busca incorporar como testigo para reforzar su coartada.
A la mañana siguiente, relató, al no poder comunicarse con la pareja que le había alquilado el parlante, volvió a contactarlos. Entonces, le propusieron que se encontraran a mitad de camino entre una casa y la otra. “Cuando me lo encuentro, me dice que tiene que hacer un trabajo en su casa. También le estaba ofreciendo ese trabajo a otra persona, ya que la estaba haciendo re larga”, explicó Giménez.
Esa otra persona, según su versión, se retiró y él quedó a cargo del “trabajo”, que —según afirmó— consistía en hacer el pozo donde luego fueron enterradas las tres víctimas.
“Entramos a la casa y me muestra tierra que estaba al lado de un pozo tapado completamente”, contó. Ante esa descripción, el fiscal Arribas le preguntó cómo sabía que era un pozo si estaba tapado. Giménez respondió: “Porque era redondo y le faltaba llegar la tierra a la superficie dos centímetros”.
El acusado aseguró que tardó unos 25 minutos en hacer el pozo y reconoció que ayudó a Villanueva y a González Guerrero a correr una cama dentro de la vivienda. Dijo que eran los únicos presentes y que le pagaron $45.000 por todo el trabajo.
Antes de retirarse, pidió que le solicitaran un auto a través de una aplicación para regresar a su casa. Según contó, además de pagarle, le regalaron el pico y las palas con las que había trabajado.
Pese a su intento de desligarse de los homicidios, la fiscalía considera que su relato tiene contradicciones y que su participación fue más activa de lo que reconoce. Tras la declaración, el fiscal Arribas dispuso que Giménez continúe detenido, imputado por encubrimiento agravado por tratarse de un hecho especialmente grave.