por Fede Carestía
Hay personas que parecen destinadas a dejar una huella imborrable en su campo, y Rob Bottin es uno de esos casos. Su nombre, curiosamente ligado a RoboCop, la icónica película de Paul Verhoeven, parece un guiño del destino. Bottin, un maestro del maquillaje y los efectos prácticos, marcó una era en el cine con su talento para crear criaturas y transformaciones memorables.
Su carrera, que abarca desde The Thing de John Carpenter hasta Seven de David Fincher, es un testimonio de su genialidad en un arte que, con la llegada del CGI, comenzó a desvanecerse. Según información compartida en Reddit, su último trabajo conocido fue un aporte sin acreditar en Game of Thrones, posiblemente gracias a la conexión de su pareja, parte del equipo técnico de la serie.
La historia de Bottin comenzó a los 14 años, cuando, con la inocencia de un fan, escribió una carta al legendario maquillador Rick Baker, conocido por su trabajo en “Thriller” de Michael Jackson. En busca de un autógrafo, Bottin incluyó un dibujo que impresionó tanto a Baker que lo contrató como asistente. Este encuentro fortuito marcó el inicio de una carrera extraordinaria. Desde entonces, Bottin se sumergió en el mundo del maquillaje prostético y los efectos especiales, aprendiendo de los mejores y demostrando un talento innato que lo llevó a trabajar en proyectos de culto y blockbusters por igual.
El impacto de Bottin en el cine es innegable. A los 22 años, ya estaba colaborando con John Carpenter en The Thing, donde su trabajo en los efectos prácticos creó algunas de las imágenes más perturbadoras y memorables del cine de terror. Su dedicación era tal que, según relatos, llegó a dormir en el set. También dejó su marca en Seven y El club de la pelea de David Fincher. Con Paul Verhoeven, bno solo diseñó el icónico traje de RoboCop, sino que también trabajó en El vengador del futuro.

En 1986, su trabajo en Legend de Ridley Scott le valió una nominación al Oscar, un reconocimiento a su habilidad para transformar actores en criaturas fantásticas mediante prótesis y maquillaje. Sin embargo, con la llegada del nuevo milenio y el auge de las animaciones por computadora, Bottin vio cómo la industria del cine cambiaba drásticamente. Los efectos prácticos, su especialidad, fueron reemplazados por el CGI, y en 2002 decidió retirarse, reacio a adaptarse a estas nuevas tecnologías.