21/10/2025 - Edición Nº987

Internacionales

Cambio de trono

Qué hace un rey cuando se jubila, según Enrique de Luxemburgo

12/10/2025 | El gran duque Enrique inicia una nueva vida junto a María Teresa, viajes, causas humanitarias y la búsqueda de una tranquilidad que el reinado no permitía.



El gran duque Enrique de Luxemburgo, de 70 años, sorprendió al anunciar su abdicación al trono el 3 de octubre, poniendo fin a un reinado de 25 años marcado por la discreción y el compromiso social. Con esta decisión, el monarca se suma a la pequeña lista de soberanos europeos que optaron por retirarse en vida, una tendencia reciente entre las casas reales del continente.

En una entrevista posterior a su renuncia, Enrique confesó sentirse “extremadamente aliviado de poder llevar otra vida”, una frase que resume el tono íntimo de esta transición. Junto a su esposa, la gran duquesa María Teresa, el exmonarca se mudará al Castillo de Fischbach, residencia familiar donde planean vivir lejos del protocolo y cerca de sus hijos y nietos.


El Castillo de Fischbach, en el centro de Luxemburgo, será el nuevo hogar del matrimonio tras 25 años de reinado.

Un nuevo capítulo fuera del palacio

Lejos de la agenda oficial y los compromisos diplomáticos, la pareja planea mantener su labor humanitaria y social. María Teresa continuará con sus fundaciones enfocadas en educación y en la lucha contra la violencia sexual en zonas de conflicto, mientras que Enrique tiene previsto involucrarse en proyectos ambientales y seguir colaborando con el Comité Olímpico Internacional, del que es miembro honorario.

Ambos aseguran que su retiro no implica inactividad, sino un cambio de ritmo. “Esperamos tener un poco más de paz y tranquilidad”, dijo el gran duque, subrayando que esta nueva etapa estará guiada por el deseo de servir sin el peso de la corona.


El gran duque Enrique y la gran duquesa María Teresa junto a sus hijos y nietos. La familia gran ducal inicia una nueva etapa tras la abdicación del monarca.

En lo personal, el matrimonio también quiere aprovechar el tiempo que durante décadas les faltó. Enrique confesó su deseo de recorrer el Himalaya en motocicleta, una travesía que siempre soñó realizar, mientras que María Teresa prefiere un plan más relajado: viajes por carretera por Europa, visitando sus lugares favoritos sin agenda oficial ni escoltas.

Ambos comparten la ilusión de “visitar a sus hijos y nietos cuando quieran”, algo que parecía impensable durante el reinado. La pareja tiene cinco hijos -entre ellos, el actual gran duque Guillermo, quien asumió el trono- y seis nietos.


El nuevo gran duque Guillermo de Luxemburgo, junto a su padre Enrique, simboliza el relevo generacional en una de las monarquías más estables de Europa.

Un fenómeno real

El retiro de Enrique de Luxemburgo se inscribe en una tendencia más amplia: los monarcas europeos ya no mueren en el trono. En la última década, Beatriz de los Países Bajos (2013), Juan Carlos I de España (2014) y Albert II de Bélgica (2013) también optaron por abdicar para dar paso a una nueva generación. Este cambio refleja una modernización silenciosa de las monarquías, que buscan adaptarse a los tiempos y evitar crisis de sucesión prolongadas.

Desde su retiro, Enrique y María Teresa han insistido en que no se trata de un final, sino de un nuevo comienzo. “La vida no se detiene al dejar de reinar; se transforma”, dijo ella en una reciente charla. El matrimonio encara esta etapa con la misma serenidad que caracterizó su vida pública: lejos del poder, pero fiel a una idea de servicio que, más allá de los títulos, sigue siendo profundamente real.