19/10/2025 - Edición Nº985

Internacionales

Nuevas alertas

España vuelve a temer un apagón: la red eléctrica muestra señales de fatiga

10/10/2025 | Red Eléctrica reporta variaciones de tensión en las últimas semanas y pide medidas urgentes.



En las últimas semanas, el operador del sistema eléctrico español ha emitido advertencias que reavivan viejos temores: en distintas zonas peninsulares se han detectado “variaciones bruscas de tensión”, fenómenos que si no se corrigen podrían afectar la estabilidad del suministro. Aunque por ahora las fluctuaciones se mantienen dentro de los límites permitidos, el contexto y ciertos antecedentes hacen que crezca la preocupación entre técnicos, reguladores y ciudadanos.

Qué significa “variaciones de tensión”

La tensión eléctrica (o voltaje) es el parámetro que garantiza que la electricidad fluya con una fuerza estable. Si ese valor se eleva o cae abruptamente, algunos equipos no están diseñados para adaptarse a esos cambios y pueden desconectarse para protegerse. En un sistema complejo como el español, esas desconexiones pueden propagarse en cadena, provocando cortes parciales o incluso colapsos mayores.

Red Eléctrica (REE), responsable del funcionamiento de la red de transporte, informó que ha registrado estos cambios en las últimas semanas y pidió autorización al organismo regulador para realizar ajustes temporales en los procedimientos operativos eléctricos, con el fin de “mitigar las variaciones bruscas”. Aunque REE aclara que no existe un riesgo inmediato de apagón generalizado, reconoce que esas oscilaciones podrían desencadenar “desconexiones de demanda y generación” que afecten la seguridad del suministro.

¿Por qué ocurre ahora?

Varios factores técnicos convergen y agravan la situación. Las fuentes renovables, especialmente solar y eólica, presentan variaciones naturales de producción cuando cambian las condiciones meteorológicas, y esos cambios se traducen en ajustes repentinos que la red debe absorber. Al mismo tiempo, la generación convencional que solía aportar estabilidad no siempre responde con la rapidez necesaria, o no dispone del margen de reserva adecuado.


La expansión de las energías renovables transformó el sistema español, pero también exige nuevas herramientas para mantener la estabilidad de la red.

A ello se suma que la red de transporte en muchas zonas ya está al límite de capacidad, y los llamados “nudos eléctricos” apenas tienen margen para redistribuir cargas. Además, la planificación del sistema, prevista para el horizonte 2025-2030, avanza con lentitud, dejando rezagadas las inversiones necesarias para modernizar y fortalecer la infraestructura.

Para contener el riesgo, REE propone que las centrales participen más activamente en el control dinámico de tensión. Entre las medidas en estudio figuran mayores exigencias de reserva técnica, una respuesta más rápida de las centrales ante variaciones del sistema y un monitoreo más frecuente de los parámetros eléctricos.

El regulador analiza la posibilidad de aprobar estos cambios de manera temporal y urgente, aunque algunos expertos advierten que estabilizar la red podría implicar un aumento de los costos operativos y, eventualmente, un impacto en las tarifas eléctricas.

Riesgos que marcan el presente

Aunque las variaciones detectadas aún no han provocado un corte masivo, el recuerdo del gran apagón de abril sigue latente. En aquella ocasión, una cascada de sobretensiones dejó sin electricidad simultáneamente a buena parte de la península ibérica. Hoy, con condiciones similares y una red bajo tensión constante, las alertas se activan con mayor rapidez.

Si en los próximos días coinciden varios factores —una caída abrupta en la producción renovable, una baja reserva convencional o falta de margen operativo—, podría desencadenarse un efecto dominó. Por eso, aunque no hay una amenaza concreta de apagón, el sistema opera en estado de máxima vigilancia.


Técnicos de Red Eléctrica supervisan el flujo de voltaje en un centro de control ante las oscilaciones detectadas en el sistema peninsular.

Ignorar este escenario podría derivar en cortes más frecuentes y localizados, mayores costos energéticos y tensiones políticas sobre quién debe asumir el gasto de reforzar la red. También podría ralentizar la transición hacia un modelo eléctrico más limpio, si se prioriza la estabilidad a corto plazo.

Los ingenieros coinciden en que el desafío es lograr una red más flexible, digitalizada y capaz de absorber los cambios sin perder resiliencia. La estabilidad eléctrica, advierten, ya no depende solo de generar energía suficiente, sino de mantenerla bajo control.