
Este 12 de octubre, Berlín se convierte nuevamente en el epicentro del debate sanitario global con el inicio del World Health Summit 2025, que se extenderá hasta el lunes 14. El encuentro reúne a científicos, gobernantes, organismos internacionales y organizaciones civiles bajo un mismo objetivo: fortalecer la cooperación en un mundo marcado por la fragmentación política y las crecientes desigualdades en el acceso a la salud.
Con el lema “Asumir la responsabilidad por la salud en un mundo dividido”, esta edición combina modalidad presencial y virtual, permitiendo la participación de miles de personas de todos los continentes. Más de 400 expositores y decenas de paneles pondrán en discusión los principales retos que enfrenta el planeta frente a las nuevas crisis sanitarias, el impacto del cambio climático y la necesidad de financiar sistemas de salud más resilientes.
Entre los grandes temas que marcan la agenda destacan la gobernanza sanitaria global -es decir, cómo coordinar a países y organismos para responder de forma conjunta ante emergencias-, el vínculo entre cambio climático y salud pública, la creciente carga de las enfermedades no transmisibles (como diabetes, cáncer o afecciones cardíacas) y el papel de la inteligencia artificial en la medicina del futuro. También se abordarán la salud maternoinfantil, la equidad en el acceso a medicamentos y la sostenibilidad financiera de los sistemas públicos.
El foro contará con ministros de salud, directivos de organizaciones internacionales, líderes académicos y representantes de la sociedad civil. Berlín se transforma así, por unos días, en una plataforma donde convergen la ciencia, la política y la acción social.
El World Health Summit se celebra cada octubre desde 2009 y nació con la idea de construir puentes entre el conocimiento científico y la toma de decisiones políticas. En sus primeras ediciones, sirvió como punto de encuentro para impulsar acuerdos internacionales sobre VIH/SIDA, estrategias globales frente a pandemias y programas de cooperación médica con países de bajos ingresos.
La pandemia de COVID-19 marcó un antes y un después en el rol del foro. La emergencia sanitaria global reveló las fragilidades de los sistemas de salud, incluso en países desarrollados, y dejó una lección clara: la preparación y la cooperación internacional son tan importantes como la reacción ante una crisis. Desde entonces, el evento se consolidó como un espacio de referencia para diseñar políticas preventivas y promover una arquitectura sanitaria más justa y solidaria.
En esta edición 2025, las miradas estarán puestas en los compromisos que los países puedan asumir para enfrentar los desafíos comunes. Se esperan nuevos acuerdos de cooperación, anuncios de financiamiento y propuestas de innovación tecnológica aplicadas a la salud pública.
Sin embargo, la fragmentación política y las tensiones geopolíticas amenazan con dificultar los consensos. En un contexto global marcado por guerras, crisis migratorias y brechas económicas, la salud aparece como un terreno donde la diplomacia y la solidaridad deben prevalecer sobre los intereses particulares.
Para América Latina, el foro también es relevante: muchas de las decisiones que se adopten -sobre acceso a medicamentos, transferencia tecnológica o financiamiento internacional- pueden tener un impacto directo en la región.
El World Health Summit 2025 busca ir más allá del diagnóstico: su meta es definir una hoja de ruta común para garantizar que la salud deje de ser un privilegio y se consolide como un derecho universal. Berlín, durante tres días, será el laboratorio de ideas de un mundo que intenta encontrar respuestas colectivas frente a los desafíos de un planeta cada vez más interconectado.