16/10/2025 - Edición Nº982

Internacionales

Tensiones aéreas

Trump desafía a China con una restricción aérea que puede cambiarlo todo

12/10/2025 | La medida busca eliminar la ventaja competitiva de aerolíneas chinas frente a las estadounidenses, que no pueden usar el espacio aéreo ruso desde 2022.



El presidente Donald Trump ha propuesto una nueva restricción a las aerolíneas de China, prohibiéndoles utilizar el espacio aéreo ruso en vuelos con destino u origen en Estados Unidos. La iniciativa, impulsada por el Departamento de Transporte, responde a lo que Washington considera una ventaja injusta: las compañías chinas pueden recortar tiempo y costos al atravesar territorio ruso, mientras que las estadounidenses deben rodearlo desde que Moscú vetó su acceso en 2022.

La propuesta se enmarca en un contexto de tensión creciente entre Washington y Pekín, donde la competencia económica, comercial y tecnológica se ha trasladado también al sector aeronáutico. Las principales afectadas serían Air China, China Eastern, China Southern y Xiamen Airlines, que disponen de rutas directas hacia varias ciudades estadounidenses. El gobierno norteamericano dio un plazo de dos días para que las empresas respondan antes de aplicar la medida en noviembre.

Disputa sobre el espacio aéreo

Desde el inicio de la guerra en Ucrania, Rusia prohibió el sobrevuelo de aerolíneas estadounidenses y europeas, lo que obligó a rediseñar rutas hacia Asia. Las aerolíneas chinas, sin estar sujetas a esas sanciones, mantuvieron los corredores aéreos tradicionales sobre Siberia, reduciendo en horas los trayectos entre Pekín y Nueva York. Esta diferencia ha sido denunciada por compañías y sindicatos estadounidenses, que aseguran competir en desventaja estructural frente a las firmas asiáticas.

El gobierno de Trump sostiene que la medida nivelaría el terreno de juego y presionaría a Moscú a reconsiderar sus restricciones. Sin embargo, la decisión podría intensificar las fricciones diplomáticas con China, que aún negocia con Boeing la compra de cientos de aviones comerciales. Analistas advierten que Pekín podría responder con represalias en otros sectores, desde la exportación de minerales estratégicos hasta los permisos de operación para compañías estadounidenses.

Impacto en las relaciones bilaterales

La propuesta también llega cuando Washington busca reducir su dependencia de la economía china y reforzar sus alianzas con Asia-Pacífico. En ese escenario, las decisiones de aviación se convierten en un reflejo de la geopolítica del transporte y la competencia industrial. Cada restricción aérea tiene consecuencias que van más allá de lo comercial: afecta la confianza, la logística y la diplomacia regional.

Según expertos del sector, hay un 70% de probabilidad de que la medida sea aprobada, pero también de que provoque una respuesta recíproca de Pekín. Si eso ocurre, las aerolíneas internacionales podrían enfrentar una nueva ola de limitaciones que altere los flujos entre Estados Unidos, Europa y Asia, reconfigurando el mapa aéreo mundial.

Competencia y consecuencias

El trasfondo de la medida refleja un intento de redefinir la competencia global bajo criterios políticos más que de mercado. Trump ha hecho de la presión a China un eje de su política exterior, apostando por el nacionalismo económico. En este caso, el veto a los sobrevuelos rusos podría consolidar su narrativa de defensa de la industria estadounidense, aunque a costa de tensar aún más las relaciones con Pekín y Moscú.

En el corto plazo, la medida podría limitar las conexiones aéreas entre las dos mayores economías del mundo y elevar los costos para pasajeros y empresas. En el largo plazo, el episodio se inscribe en una dinámica de fragmentación del sistema aéreo global, donde la seguridad y la geopolítica pesan tanto como la eficiencia económica.

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