19/10/2025 - Edición Nº985

Internacionales

Identidad compartida

Desde Filipinas a Argentina: el lazo oculto de la Hispanidad

13/10/2025 | En tiempos de fragmentación y polarización, la idea de Hispanidad reaparece como un eje de unidad cultural, lingüística y espiritual entre los pueblos.



En un mundo cada vez más fragmentado, la Hispanidad emerge como un espacio de encuentro y reconciliación. Más que una celebración histórica, representa una comunidad viva de más de 500 millones de personas que comparten una lengua, una memoria y una cosmovisión. Frente a la globalización que tiende a diluir las identidades, la Hispanidad se presenta como una respuesta: un lazo de pertenencia que no depende de fronteras ni de ideologías.

A diferencia de otras formas de identidad nacional o continental, la Hispanidad no impone un modelo único, sino que reconoce la diversidad de los pueblos que integran este mundo hispano. Desde Filipinas hasta Argentina, desde Guinea Ecuatorial hasta México, la herencia común de lengua y valores compartidos sigue generando redes de cooperación cultural, educativa y espiritual que trascienden el tiempo y las geografías.

Una herencia que evoluciona

Durante siglos, la Hispanidad fue entendida como una extensión del pasado imperial. Hoy, sin embargo, su significado se ha transformado: ya no se trata de dominio, sino de diálogo. Los pueblos hispánicos comparten un acervo cultural que combina las raíces europeas, indígenas y africanas en una síntesis única. Esa mezcla, lejos de ser un obstáculo, constituye una de las mayores riquezas de la civilización moderna.

La celebración del Día de la Hispanidad cada 12 de octubre no solo recuerda un hecho histórico, sino que invita a reflexionar sobre el legado común y el futuro compartido. En un momento en que las naciones enfrentan tensiones internas, el reconocimiento de esta herencia puede fortalecer los lazos sociales y abrir nuevas vías de cooperación en el espacio iberoamericano.

Hispanidad como futuro común

La Hispanidad también tiene una dimensión contemporánea: es una herramienta de proyección global. El español es hoy la segunda lengua más hablada del planeta, y los países hispanohablantes constituyen una de las mayores comunidades culturales del mundo. Esa fuerza puede convertirse en motor de desarrollo económico, diplomático y creativo, si se gestiona desde la cooperación y no desde la fragmentación.

Reivindicar la Hispanidad no significa negar la historia, sino asumirla con madurez y orgullo. Implica reconocer que de la mezcla y del encuentro nacieron culturas vigorosas, literaturas universales y una identidad compartida que sigue viva. En tiempos de desencuentro, la Hispanidad ofrece algo que el mundo necesita con urgencia: unidad en la diversidad.