
El algodón es un cultivo con fuerte arraigo en el norte argentino y que busca reposicionarse en el mapa productivo argentino. Alejandro Fried, director de la firma Gensus, explicó que “tiene una impronta muy fuerte en el interior del país, especialmente en lo que es el NEA”.
El directivo consideró que el algodón ocupa un lugar particular dentro del agro, muchas veces relegado frente a los grandes cultivos extensivos. “Cuando se habla de política agropecuaria y se habla de alimentos, uno tiende a olvidarse de la fibra. El negocio es alimentos y fibra”, apuntó.
En la actualidad, Argentina produce entre 600.000 y 650.000 hectáreas por campaña, una cifra que creció notablemente en los últimos años. “Cuando empezamos en este negocio en 2016, se sembraban 250.000 hectáreas. Estaba en el piso”, recordó Fried.
Desde su perspectiva, la recuperación del cultivo responde a una mejora en la disponibilidad de semillas y al desarrollo de nuevas tecnologías que le devolvieron competitividad.
El director de Gensus explicó que uno de los principales problemas del algodón argentino en 2016 era la falta de semilla fiscalizada. “La única empresa de semillas de algodón se estaba yendo del mercado. Argentina corría el riesgo de quedarse sin origen legal para la producción de fibra”, describió.
Este escenario llevó a la compañia a ingresar al negocio, adquiriendo una empresa que contaba con licencias de variedades y eventos biotecnológicos.
En la actualidad, Brasil es el mayor productor y exportador mundial de fibra, seguido por Estados Unidos. Argentina, con unas 300.000 toneladas anuales, produce en menor escala. “Brasil tiene dos millones y medio de hectáreas y rendimientos tres veces superiores a los nuestros”, dijo Fried, aludiendo a la necesidad de mejorar la eficiencia productiva local.
El mercado interno argentino absorbe entre 100.000 y 150.000 toneladas de fibra al año. “El primer producto de la industria textil es el fardo de algodón, que luego se transforma en hilado, tela y prenda. Aproximadamente el 50% de la producción va al mercado local y el resto se exporta”, precisó.
Sin embargo, reconoció que lo que se vende al exterior no siempre es de la mejor calidad. “Vendemos lo que queda, no lo mejor. Eso se debe a la heterogeneidad del cultivo y a la ilegalidad en el mercado de semillas”, afirmó.
Las provincias productoras son Chaco, Santiago del Estero, norte de Santa Fe, Formosa, Salta, Córdoba y San Luis. “En Formosa, el escudo de la bandera tiene un capullo de algodón. Eso muestra lo arraigado que está en la cultura del NEA”, destacó Fried
En agosto de este año, Gensus presentó “El nuevo camino del algodón”, que marca una nueva etapa tecnológica. “Logramos la aprobación comercial del primer evento biotecnológico triple. Es un paso enorme para el cultivo”, indicó Fried.
El desarrollo se logró mediante un trabajo conjunto con el INTA y otras instituciones científicas. “Queremos generar variedades adaptadas al país y biotecnología propia”, agregó.
El objetivo del programa es mejorar rendimientos y calidad. “Podemos pasar de 300.000 toneladas a 700.000 toneladas hacia 2030, con un pequeño aumento de superficie y mejor manejo”, proyectó. Además, subrayó la importancia del respeto a la propiedad intelectual. “El productor que compra semilla fiscalizada tiene garantía de pureza varietal y germinación. Es un ganar-ganar para toda la cadena”, expresó.
Según Fried, el nuevo camino apunta también a mejorar la calidad de la fibra argentina. “Si producimos con mejor semilla, con variedades homogéneas, vamos a poder exportar una fibra de calidad. El crecimiento vendrá por el lado de la exportación”, sostuvo. El proyecto incluye un enfoque sustentable: “En nuestro ADN está la sustentabilidad, queremos que Argentina ofrezca un algodón sustentable y reconocido internacionalmente”, explicó.
Fried consideró que el desafío es ordenar la cadena y consolidar un modelo de producción sustentable y tecnificado. “Hay que respetar la propiedad intelectual, invertir en tecnología y que cada uno haga lo que mejor sabe hacer. Ese es el camino del algodón”, afirmó.
También adelantó que Gensus trabaja junto al INTA Castelar en biotecnologías que permitan tolerar la deriva de herbicidas, un problema que afecta zonas productivas del Chaco y Santiago del Estero.
“Estamos enfocados en dar respuestas concretas a los desafíos del cultivo. El nuevo camino del algodón busca eso: que el algodón argentino vuelva a tener el lugar que se merece en la producción y en la exportación”, concluyó.