
El Reino Unido se prepara para desempeñar un papel central en la reconstrucción de Gaza una vez consolidado el alto el fuego. Según adelantó un comunicado de Downing Street, el primer ministro Keir Starmer anunciará durante la cumbre de paz convocada en Egipto que su gobierno “asumirá un papel principal” en la nueva etapa de recuperación del enclave palestino.
El encuentro, que se desarrolla en la ciudad egipcia de Sharm el-Sheij, busca formalizar el plan de paz impulsado por Egipto y Naciones Unidas tras más de dos años de enfrentamientos. La iniciativa cuenta con la participación de líderes regionales y organismos multilaterales que delinean el futuro político y humanitario de Gaza, devastada por los bombardeos, el bloqueo y la crisis de desplazamiento.
El Reino Unido destinará 20 millones de libras esterlinas (unos 27 millones de dólares) en ayuda humanitaria, orientada a la provisión de agua potable, saneamiento, alimentos y servicios médicos, a través de agencias como UNICEF, el Programa Mundial de Alimentos y el Norwegian Refugee Council. Además, Londres organizará una conferencia internacional sobre la reconstrucción de Gaza, que reunirá a gobiernos, donantes y organizaciones no gubernamentales para coordinar proyectos de vivienda, energía e infraestructura básica.
El plan británico coincide con el renovado impulso diplomático de la administración Starmer, que busca reposicionar al Reino Unido como actor relevante en la política de Medio Oriente, un terreno donde tradicionalmente dominan Estados Unidos y la Unión Europea. En ese marco, Londres promueve también una reforma de la Autoridad Palestina para que asuma funciones de gobernanza en Gaza, excluyendo a Hamas, considerado una organización terrorista por el Reino Unido y varios países occidentales.
Aunque el anuncio fue recibido con respaldo por parte de socios europeos, también despertó escepticismo y críticas. Analistas señalan que la ayuda prometida apenas cubre una fracción del costo real de la reconstrucción, estimado en miles de millones de dólares, y que el liderazgo británico será más simbólico que operativo. Otros cuestionan la posible participación del ex primer ministro Tony Blair como enviado especial para Gaza, una figura que despierta recelos en el mundo árabe por su papel en la guerra de Irak.
En Gaza, la situación humanitaria sigue siendo crítica: más del 70% de la infraestructura ha resultado dañada o destruida, y Naciones Unidas calcula que más de un millón de personas necesitan asistencia urgente. Los desafíos incluyen no solo la reconstrucción física, sino también la reconstrucción política y social de un territorio profundamente fracturado.
Aun así, la iniciativa británica se presenta como un primer paso hacia la normalización y la búsqueda de estabilidad en una región marcada por décadas de conflicto. “Gaza necesita más que ladrillos y cemento: necesita esperanza y futuro”, habría dicho un portavoz del gobierno británico, reflejando la intención de Londres de combinar asistencia material con compromiso diplomático.