¿Dónde está el oro argentino? El Banco Central guarda silencio ante la AGN

Hay un conflicto que hoy sacude la institucionalidad económica argentina y gira alrededor de un activo estratégico: el oro de las reservas. La Auditoría General de la Nación (AGN) denuncia que el Banco Central (BCRA), bajo la conducción de Santiago Bausili, se niega a informar el destino, la ubicación, el rendimiento y los costos del traslado de las toneladas de lingotes que fueron enviadas al exterior. Según Olmos, titular de la AGN, “el intercambio de notas ya se ha agotado” y la entidad auditora está paralizada ante la opacidad del BCRA. 

Desde la defensa institucional del BCRA, la negativa se justifica con un argumento de seguridad financiera: revelar esa información pondría en riesgo la ubicación de activos sensibles. En sus respuestas formales, el Central sostiene que ciertos detalles son confidenciales y no pueden compartirse sin comprometer la estabilidad del sistema monetario.  En contraste, los auditores reclaman que esa confidencialidad no puede aplicarse frente al órgano de control constitucional, y denuncian que el BCRA impone condiciones imposibles: permitir ver documentos desde sus computadoras, pero sin autorizar fotocopias, notas ni acceso pleno. 

El volumen en juego no es menor. En la respuesta enviada al Congreso, el BCRA reveló que el oro reservado en el exterior totalizaba unos USD 6.733 millones según valor de mercado estimado al 7 de agosto, un salto desde los USD 5.206 millones declarados al 31 de diciembre anterior. Esa diferencia ya alimenta sospechas: ¿hubo valorización, movimientos adicionales o conversiones parciales? Nadie lo sabe.

Mientras tanto, la oposición comenzó a activar medidas institucionales: la Comisión Mixta Revisora de Cuentas del Congreso evalúa citar a Bausili para que explique ante los parlamentarios y, de persistir la negativa, avanzar con acciones judiciales. En el frente político, voces como el senador nacional por Salta, Sergio Leavy, advierten que “el oro es patrimonio de todos los argentinos” y reclaman explicaciones claras del Gobierno ante una gestión que no trasluce transparencia. 

Este episodio expone una tensión estructural entre el poder ejecutivo monetario y los mecanismos republicanos de control. El silencio del BCRA es un salto hacia la desconfianza institucional. Cuando el Estado deja de rendir cuentas, el oro -símbolo último de respaldo internacional- se convierte en una caja negra.