
Ser de clase media en la Ciudad de Buenos Aires se volvió un desafío cada vez más difícil.
Según los datos oficiales de la Dirección General de Estadística y Censos porteña (DGEyC), en septiembre una familia tipo -compuesta por dos adultos y dos hijos menores- necesitó ingresos mensuales de al menos $1.998.000 para ser considerada de clase media, sin incluir el costo del alquiler.
El mismo informe ubicó la línea de pobreza en $1.258.000 y la de indigencia en $620.000, lo que deja en evidencia la fuerte dispersión de ingresos y la dificultad de muchos hogares para sostener un nivel de vida que hasta hace pocos años se asociaba con la clase media urbana.
Sin embargo, esos valores oficiales no contemplan el gasto en vivienda, que para los hogares inquilinos se ha convertido en el principal factor de exclusión económica.
De acuerdo con relevamientos privados, el alquiler promedio de un departamento de dos ambientes en la Ciudad trepó a $698.011 en septiembre, mientras que uno de tres ambientes ya supera los $937.000 mensuales. En comparación, un monoambiente ronda los $598.000.
Así, si se considera el costo del alquiler, una familia tipo que habita un departamento modesto de dos ambientes debería haber contado con ingresos superiores a los $2 millones para no ser considerada pobre y más de $2,9 millones mensuales para formar parte de la clase media.
Según los últimos registros oficiales, cerca del 35% de los hogares porteños son inquilinos, lo que significa que más de un tercio de la población enfrenta mes a mes la presión de alquileres que crecen muy por encima de los ingresos.