06/11/2025 - Edición Nº1003

Internacionales

Política peruana

El salto político de López Aliaga que podría cambiar el rumbo de Perú

14/10/2025 | Rafael López Aliaga renunció a la alcaldía de Lima para postularse a la presidencia en 2026, prometiendo orden, desarrollo y una cruzada contra la corrupción.



El anuncio de Rafael López Aliaga de dejar la alcaldía de Lima para postularse a la presidencia del Perú en 2026 marca un punto de inflexión en el escenario político nacional. Conocido por su estilo frontal y su discurso de valores tradicionales, el líder de Renovación Popular busca proyectar una alternativa ante el vacío de liderazgo que ha dejado una década de inestabilidad, escándalos y gobiernos efímeros. Su decisión, formalizada el 13 de octubre, cumple con el requisito legal de renunciar seis meses antes de las elecciones generales.

Apodado “Porky” por sus seguidores, López Aliaga ha transformado una caricatura mediática en símbolo político. En dos años al frente de la Municipalidad de Lima, impulsó reducciones de gasto corriente, proyectos de infraestructura vial y programas de asistencia social para poblaciones vulnerables. Su gestión enfrentó obstáculos políticos, pero consolidó un núcleo duro de apoyo en los sectores conservadores, empresarios y clases medias urbanas cansadas del desorden institucional.

Un candidato que promete disciplina y desarrollo

A diferencia de la mayoría de los contendientes, López Aliaga llega a la carrera presidencial con un mensaje coherente: orden moral, eficiencia económica y combate a la corrupción. En su discurso de renuncia, aseguró que su prioridad será “devolverle dignidad al Estado peruano” y reactivar la economía a través de la inversión privada y la estabilidad regulatoria. Para sus seguidores, representa una opción patriótica frente al populismo y la fragmentación política que han paralizado al país.

En un contexto donde Perú ha tenido ocho presidentes en menos de diez años, López Aliaga apuesta por un proyecto de largo plazo que combine austeridad, autoridad y valores familiares. Analistas reconocen que su perfil de empresario y su postura firme ante la corrupción podrían atraer al electorado que busca liderazgo, especialmente tras el desgaste del Congreso y de los partidos tradicionales.

El desafío del cambio estructural

El político limeño plantea un programa basado en la modernización del Estado, la inversión en infraestructura regional y el fortalecimiento de las fuerzas de seguridad. También propone medidas de incentivo para el emprendimiento y la formalización laboral, con el objetivo de recuperar la confianza de los inversores y mejorar la competitividad del país. Sus aliados destacan que, bajo su gestión, Lima logró mejorar la recaudación tributaria municipal y reducir trámites burocráticos.

De cara a la contienda electoral, López Aliaga aparece como uno de los pocos aspirantes con doble dígito en las encuestas iniciales. Su candidatura podría convertirse en un catalizador para la unidad del voto conservador, disperso desde las últimas elecciones. En un Perú cansado del ensayo y error político, su figura emerge como la de un dirigente que no teme asumir responsabilidad y exigir disciplina institucional.

Con su salida de la alcaldía y su salto a la presidencia, López Aliaga se propone encabezar una nueva etapa para el Perú: una de orden, crecimiento y esperanza, donde el liderazgo se base en convicción y resultados, no en promesas vacías ni improvisaciones ideológicas.

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