
El taxista cordobés que trasladó a Pablo Laurta, el uruguayo acusado del doble femicidio de Luna Giardina y Mariel Zamudio, relató los detalles del viaje que compartió con el hombre y su hijo mientras escapaban hacia la provincia de Entre Ríos. “Llevé a un femicida sin saberlo”, confesó con estremecimiento al enterarse de la verdadera identidad de su pasajero.
En diálogo con Noticiero Doce, el conductor contó que Laurta lo contactó para un traslado hacia Concordia, y que durante las ocho horas de viaje no sospechó nada extraño. “Estaba muy tranquilo. Me decía que se iban de vacaciones, que los esperaba un amigo que tenía una casa allá. No sospeché nada”, aseguró.
El taxista recordó que el viaje fue largo y que trató de calmar al niño, que se mostraba nervioso. “El nene estuvo un poco alterado al principio, después se tranquilizó. El padre me dijo que tenía autismo”, relató. Durante el trayecto, el menor sufrió malestares: “El niño estaba con vómitos. Le dije que lo llevara a un médico, pero me respondió que no porque no quería llegar tarde”.
El chofer también recordó cómo Laurta engañó a su hijo con el argumento de que su madre no los acompañaría por un tiempo. “El nene decía que quería estar con la madre, pero él le respondió que no la iba a ver porque se iban de vacaciones”, contó.
Sin sospechar que el hombre huía después de un crimen atroz, el taxista completó el viaje sin incidentes y regresó a Córdoba. Días después, al ver las noticias, reconoció la imagen del niño. “Me dije: ‘yo a este niño lo llevé’. Se me heló el cuerpo al saber que el pasajero era el asesino. No sabía qué hacer. Llamamos a la Policía y me puse a disposición de la Justicia”, relató conmovido.
Laurta fue identificado como el autor del doble femicidio de su expareja Luna Giardina y de su exsuegra Mariel Zamudio, a quienes asesinó a quemarropa en Córdoba antes de fugarse junto a su hijo. El viaje en taxi hacia Concordia fue parte del plan de huida que desplegó tras el crimen.
El testimonio del chofer se convirtió en una pieza clave dentro de la investigación que reconstruye los movimientos del femicida antes de ser capturado. Su relato refleja con crudeza la frialdad con la que Laurta actuó incluso frente a su propio hijo y la naturalidad con que pudo engañar a quienes lo rodeaban.
“Estaba sereno, no mostraba nervios, hablaba como si nada. Si hubiera sabido lo que había hecho, jamás lo habría llevado”, concluyó el taxista, todavía impactado por la certeza de haber tenido en su auto a un asesino que fingía ser un padre de vacaciones.