21/10/2025 - Edición Nº987

Internacionales

Ruptura institucional

Madagascar entra en crisis tras la disolución del Parlamento y la irrupción militar

14/10/2025 | El presidente Andry Rajoelina disolvió la Asamblea Nacional, pero los diputados respondieron con un juicio político y el ejército tomó el poder.



Madagascar vive uno de los momentos más tensos de su historia reciente. El presidente Andry Rajoelina decidió disolver la Asamblea Nacional en un intento por frenar el creciente conflicto con el Poder Legislativo, pero la medida tuvo un efecto contrario: los diputados lo acusaron de abuso de poder y aprobaron su destitución. Pocas horas después, las Fuerzas Armadas irrumpieron en escena, declarando que tomaban el control del país y suspendían las principales instituciones democráticas.

La situación escaló con rapidez. El ejército anunció que disolvería el Senado, el Tribunal Supremo, la Corte Constitucional y la Comisión Electoral, dejando al país sin contrapesos institucionales. Rajoelina, quien llegó al poder tras un golpe de Estado en 2009, denunció que nuevamente es víctima de una conspiración militar y se refugió en un lugar desconocido, alegando amenazas a su vida.

De las protestas al quiebre

La crisis no surgió de la nada. Desde fines de septiembre, protestas multitudinarias sacuden a Antananarivo y otras ciudades por los cortes de electricidad, la falta de agua y la corrupción gubernamental. Las demandas sociales pronto se transformaron en un clamor político: pedir la renuncia del presidente. Algunas facciones militares, en especial la unidad de élite CAPSAT, declararon su apoyo a los manifestantes, marcando el punto de ruptura con el poder civil.

En los discursos de la oposición también resonaron las viejas tensiones coloniales. Varios grupos cuestionaron la doble nacionalidad francesa de Rajoelina y lo acusaron de favorecer intereses extranjeros. Ese sentimiento, combinado con el deterioro económico y la desconfianza en las instituciones, encendió un clima explosivo que desembocó en la actual parálisis política.

El futuro en suspenso

El mando militar declaró que gobernará durante dos años antes de convocar elecciones, una decisión que ha despertado el rechazo de la comunidad internacional. Naciones Unidas y la Unión Africana han pedido la restauración inmediata del orden constitucional, mientras que potencias como Francia y Estados Unidos observan con cautela la evolución de los acontecimientos.

Se teme que el golpe reabra heridas históricas en un país que nunca logró estabilizar su sistema democrático. La combinación de pobreza, corrupción y fractura institucional podría derivar en un aislamiento internacional y una profundización de la crisis humanitaria.

Entre la incertidumbre y la esperanza

El desenlace de esta crisis aún es incierto. Si el ejército mantiene su promesa de organizar elecciones, Madagascar podría iniciar una transición compleja pero necesaria. Sin embargo, la historia reciente muestra que los golpes de Estado en el país suelen prolongarse y consolidar nuevos regímenes autoritarios.

En el corazón del océano Índico, la isla que alguna vez fue símbolo de estabilidad regional enfrenta hoy un dilema existencial: recuperar la democracia o resignarse al ciclo de rupturas. El silencio de sus instituciones, y el eco del pueblo en las calles, dirán cuál de las dos fuerzas prevalecerá.

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