El asesinato de David Cohen Sacal, ocurrido a plena luz del día en Ciudad Judicial, sacudió el corazón del sistema de justicia mexicano. El abogado, conocido por su intervención en casos de alto perfil, fue baleado frente a decenas de testigos en un lugar que se suponía uno de los más seguros del país. Su muerte, ocurrida horas después del ataque, generó conmoción entre colegas y preguntas sobre la impunidad que rodea a los conflictos legales y empresariales en México.
Cohen, de 48 años, había construido una reputación de profesional incómodo y tenaz, capaz de moverse entre los límites de la ley. Su trayectoria abarcaba litigios mercantiles, familiares y empresariales, y lo vinculaba con figuras de peso en el poder judicial y corporativo. Sin embargo, su versatilidad también le granjeó enemigos: antiguos socios y rivales lo describen como un abogado que jugaba al filo de la navaja, alternando lealtades según el caso.
Las primeras investigaciones apuntan a un ataque planeado. El tirador, un joven de 18 años, habría recibido entre 30.000 y 50.000 pesos para ejecutar el crimen y contó con un cómplice que facilitó su huida. La Fiscalía de la Ciudad de Méxicoconfirmó que se trató de una acción dirigida, pero sin una motivación clara. Todo indica que las redes de poder que Cohen tocó en sus litigios podrían estar detrás del atentado, lo que abre una línea de investigación sobre posibles autores intelectuales.
Uno de los escenarios más sensibles es su participación en los conflictos de la cooperativa Cruz Azul, un entramado de intereses económicos, traiciones internas y acusaciones de fraude. Cohen representó en distintos momentos a Billy Álvarez, exdirectivo hoy detenido, y a sus opositores, lo que lo situó en el centro de una disputa donde las alianzas cambiaban con frecuencia. Su papel, según fuentes cercanas al caso, pudo haberlo dejado expuesto a venganzas o ajustes de cuentas.
Héctor Hernández Escartín, joven de 18 años que M@TO al abogado DAVID COHEN, es INVESTIGADO por otro ATENTADO
— 𝔻𝕒𝕧𝕚𝕕 𝕊𝕒ú𝕝 𝕍𝕖𝕝𝕒 (@davosv2004) October 15, 2025
Se PRESUME que en ABRIL pasado NTENTÓ asesesin@r al MAGISTRADO del @PJCDMX Ramón Alejandro Sentíes
Aquella vez falló, pero ésta última no@FiscaliaCDMX#CiudadJudicial pic.twitter.com/uiV3AG3L3O
El homicidio de Cohen también refleja el deterioro del aparato judicial mexicano, donde la violencia ya no distingue entre jueces, fiscales o abogados. La facilidad con la que se cometió el crimen en un recinto repleto de agentes evidencia fallas estructurales en la seguridad institucional. Además, la cercanía de Cohen con figuras como Rafael Guerra, presidente del Tribunal Superior de Justicia de la capital, subraya los cruces peligrosos entre poder político y justicia.
Más allá del caso individual, la muerte de Cohen simboliza la erosín de la confianza en un sistema donde los límites entre defensa, corrupción y supervivencia son difusos. Si bien la fiscalía promete esclarecer el crimen, la percepción pública de impunidad y captura institucional se afianza. La navaja sobre la que caminaba David Cohen parece hoy una metáfora del propio Estado de derecho en México.