La escena ocurrió en la Comisión de Asuntos Constitucionales, donde Calletti -referente política del gobernador Gustavo Sáenz- exigía la remoción de los fueros de Estrada, acusado en Salta por peculado de servicios y abuso de autoridad.
“¡Le pido por favor que sea respetuoso porque yo lo escuché callada! ¡Usted dice una mentira tras otra y tengo que soportarlo!”, gritó Calletti visiblemente alterada. Entre interrupciones y gritos cruzados, llegó a repetir cuatro veces la palabra “machirulo” contra Tailhade, antes de que el presidente de la comisión, Nicolás Mayoraz (La Libertad Avanza), interviniera para calmar la situación.
Tailhade, uno de los principales defensores del legislador acusado, había asegurado minutos antes que “cada palabra que dijo Calletti es un pasaporte al sobreseimiento de Estrada”, y denunció una “maniobra de persecución política” orquestada por el gobierno salteño.
“Lo persiguen porque opinó sobre un gobierno con complicidad notoria con el narcotráfico”, sostuvo el diputado K, quien recordó que la Constitución protege a los legisladores de ser “molestados” por sus declaraciones.
En medio del cruce, el clima se tensó aún más cuando Tailhade también discutió con la libertaria Juliana Santillán, a quien trató de “burra” y desafió a mostrar su título universitario.
Calletti, al retomar la palabra, negó cualquier motivación política y defendió la causa judicial: “El pedido de desafuero no tiene que ver con las opiniones de Estrada. No se puede mentir ni injuriar gratuitamente”.
Desde el kirchnerismo, Juan Marino y Germán Martínez coincidieron en denunciar una “persecución” y advirtieron que “se está banalizando la discusión sobre los fueros”.
“Esto le puede pasar a cualquiera de nosotros. Nadie es oficialismo eternamente”, advirtió Martínez, pidiendo archivar la denuncia.
El escándalo expuso una vez más el clima de fuerte tensión política en la Cámara baja, en la recta final de la campaña electoral.
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