18/10/2025 - Edición Nº984

Internacionales

Seguridad regional

Estados Unidos despliega B-52 cerca de Venezuela: la jugada que inquieta a Maduro

17/10/2025 | Operaciones especiales con helicópteros y B-52 cerca de Venezuela buscan frenar el narcotráfico y proteger la estabilidad hemisférica.



Estados Unidos intensificó su presencia militar en el Caribe con una serie de operaciones antinarcóticos dirigidas contra redes vinculadas al llamado Cartel de los Soles, que opera bajo la protección del régimen venezolano. Según reportes de The Washington Post y Fox News, helicópteros de operaciones especiales y bombarderos B-52 realizan maniobras a menos de 100 millas de la costa venezolana como parte de una ofensiva preventiva para contener el tráfico de drogas y las amenazas emergentes en la región.

El presidente Donald Trump confirmó que en los últimos meses se han ejecutado seis ataques exitosos contra embarcaciones sospechosas, incluyendo uno reciente que terminó con la destrucción de una lancha rápida frente a las costas venezolanas. De acuerdo con funcionarios del Pentágono, la operación fue “quirúrgica y precisa”, dirigida a interceptar cargamentos de cocaína y armamento con destino a América Central y Europa. “Estos ataques envían un mensaje claro: el Caribe no será un corredor para el crimen patrocinado por dictaduras”, declaró el secretario de Guerra, Pete Hegseth.

Una guerra sin fronteras contra el narcotráfico

Las autoridades estadounidenses aseguran que las recientes maniobras no buscan una confrontación con Venezuela, sino neutralizar redes criminales transnacionales que han encontrado refugio bajo el amparo del gobierno de Nicolás Maduro. Informes de inteligencia señalan que el cartel de los Soles, compuesto por altos mandos militares venezolanos, controla gran parte de las rutas marítimas de cocaína entre Sudamérica, el Caribe y África Occidental.

La participación de unidades de Operaciones Especiales y de la Fuerza Aérea estadounidense responde a una estrategia coordinada con la DEA y el Comando Sur (SOUTHCOM). El objetivo, según fuentes oficiales, es “anticiparse al conflicto” y evitar que el crimen organizado utilice el vacío de poder en América Latina para expandirse. Los ataques, precisan los expertos, se enmarcan dentro del derecho internacional, al operar sobre aguas internacionales o territorios donde existen acuerdos de cooperación.

Reacción regional y respaldo político

En Washington, la ofensiva ha sido interpretada como una señal del retorno del liderazgo estadounidense en el hemisferio. El Congreso, mayoritariamente favorable a las acciones, destacó que la lucha contra el narcotráfico “no puede limitarse a las fronteras nacionales”. Varios países del Caribe, como Barbados y Trinidad y Tobago, expresaron su apoyo a la presencia militar estadounidense, resaltando la reducción del flujo de drogas y armas hacia sus costas.

Mientras tanto, en América Latina, gobiernos como los de Ecuador, República Dominicana y Panamá han pedido mayor cooperación de inteligencia y vigilancia aérea. Incluso funcionarios colombianos han señalado que la operación podría disuadir el financiamiento ilícito del ELN y de grupos residuales de las FARC, que mantienen vínculos con los cárteles venezolanos.

Un mensaje a Maduro

El despliegue militar estadounidense también busca presionar políticamente al régimen de Nicolás Maduro, acusado de convertir a Venezuela en un santuario del narcotráfico y de violar sistemáticamente los derechos humanos. Funcionarios del Departamento de Estado advirtieron que Washington no descarta acciones adicionales si continúan los vuelos y embarques ilícitos. “No se trata solo de drogas, sino de seguridad regional. Cada kilo de cocaína que sale de Venezuela financia represión y corrupción”, afirmó un portavoz de la Casa Blanca.

En paralelo, la CIA y el Departamento de Defensa coordinan esfuerzos para monitorear movimientos irregulares en el litoral venezolano y detectar conexiones con redes aliadas en Nicaragua y Cuba. Analistas sostienen que este refuerzo militar demuestra que Estados Unidos no permitirá que regímenes autoritarios utilicen el crimen organizado como herramienta de supervivencia económica.

Defensa del hemisferio

Para Washington, los ataques en el Caribe representan una extensión natural de su política de seguridad hemisférica, enfocada en prevenir amenazas antes de que alcancen su territorio. “La inacción sería una forma de complicidad”, declaró Hegseth. El operativo también busca restablecer la disuasión frente a actores que, como Irán y Rusia, han incrementado su cooperación militar con Caracas.

Mientras los sobrevivientes del ataque más reciente son interrogados por autoridades estadounidenses, la comunidad internacional observa con atención el avance de una estrategia que podría redefinir la lucha contra el narcotráfico en América Latina. En un escenario dominado por crisis políticas y economías colapsadas. Estados Unidos retoma su papel como garante del orden regional, dispuesto a enfrentar la amenaza del crimen y la complicidad de los regímenes que lo amparan.