
La desaparición del científico argentino Alejandro Matías Fracaroli tuvo un desenlace trágico este domingo, cuando su cuerpo fue hallado sin vida en un arroyo de una zona boscosa en Karlsruhe, Alemania. El investigador del CONICET, de 44 años y oriundo de Córdoba, estaba reportado como desaparecido desde el pasado lunes, y su caso había movilizado a la comunidad académica internacional.
De acuerdo con fuentes policiales locales, el cuerpo de Fracaroli fue descubierto alrededor de las 12:15 horas del mediodía local en el área de Karlsruhe-Rintheim. Si bien la investigación continúa abierta, la policía alemana inclina su hipótesis hacia un trágico accidente, según informó la agencia EFE. Las primeras conjeturas indican que el químico se habría caído por causas que se intentan determinar y, posteriormente, se habría ahogado.
La alarma sobre la desaparición de Fracaroli se encendió cuando el científico no se presentó a trabajar el martes en el Instituto de Nanotecnología del Karlsruhe Institute of Technology (KIT), donde realizaba una pasantía de investigación que había comenzado el 26 de agosto. El rastro de su teléfono celular, que llevaba apagado más de 20 horas, fue el dato crítico que confirmó que algo andaba mal, desatando un operativo de búsqueda que culminó este domingo con el hallazgo más temido.
¿Quién era Alejandro Fracaroli? El nombre que hoy recorre los medios por la tragedia era, en el ámbito científico, sinónimo de talento y proyección. Fracaroli era un investigador de destacada trayectoria que integraba el Departamento de Química Orgánica de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y también formaba parte del Instituto de Investigaciones en Físico-Química de Córdoba (INFIQC).
Su viaje a Alemania representaba un paso crucial en su carrera. Su trabajo, que tenía previsto extenderse hasta fin de año, se centraba en el desarrollo de telas nanoscópicas con aplicaciones industriales, un campo de vanguardia en la ciencia de materiales a nivel global. Su súbita muerte no solo es una pérdida irreparable para su familia y amigos, sino también un duro golpe para la ciencia argentina.