
Este fin de semana, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires concretó un megaoperativo de alta complejidad para trasladar e instalar el primero de los dos pétalos restaurados de la escultura icónica, marcando el inicio de la etapa final de su recuperación total.
La pieza, de más de tres toneladas de aluminio y acero, realizó una travesía de 150 kilómetros desde la planta industrial de Baradero, navegando por el río Paraná en una barcaza, para finalmente ser reinstalada en la estructura principal en la Plaza de las Naciones Unidas, en Recoleta.
Según explicaron las autoridades porteñas, el traslado requirió semanas de planificación. Así se desarrolló el cronograma para devolver el primer pétalo a su lugar:
Jueves: El pétalo restaurado en la planta industrial de Baradero fue izado con una grúa de gran porte y cargado en un camión carretón especial.
Viernes: La pieza fue trasladada al puerto de Baradero, donde otra grúa la embarcó en una barcaza que zarpó por la tarde rumbo a Buenos Aires.
Sábado: Tras recorrer más de 150 km por el Paraná y el Río de la Plata, la barcaza arribó al Puerto de Buenos Aires. El pétalo fue descargado y colocado en otro camión carretón.
Domingo: El convoy avanzó en horario nocturno desde el puerto hasta Recoleta. El operativo incluyó cortes temporales de tránsito, poda de ramas, elevación de cables y la construcción de un camino de madera en la plaza para facilitar el acceso.
Instalación final: Concluido el traslado terrestre, se iniciaron las tareas de montaje que culminaron con el pétalo restaurado firmemente unido al tallo de la Floralis.
La restauración de los pétalos, dañados por el fuerte temporal del 17 de diciembre de 2023, fue un proceso técnico y minucioso que aplicó técnicas utilizadas en la industria aeroespacial.
En la planta de Baradero, los pétalos fueron desmontados y se les realizaron ensayos de materiales no destructivos. Estas técnicas permitieron evaluar el estado del metal sin dañarlo e incluyeron:
Tras los análisis, se fabricaron las piezas nuevas y se rearmaron los pétalos utilizando bulones especiales de alta resistencia, similares a los de las aeronaves, y se fijaron nuevas chapas de aluminio con remaches de acero inoxidable.
Por último, se prevé que el segundo pétalo restaurado realice la misma travesía durante el mes de noviembre.
“Cada paso de este operativo refleja el trabajo minucioso que venimos haciendo desde hace meses para devolverle a la Ciudad uno de sus íconos. Estamos en la etapa final de un proceso que tiene como objetivo que la Floralis vuelva a brillar como símbolo del patrimonio y la identidad porteña”, afirmó Ignacio Baistrocchi, ministro de Espacio Público e Higuen Urbana.