
La interna en Casa Rosada estalló. Con Gerardo Werthein y Guillermo Francos en el centro del conflicto, el arribo de Santiago Caputo al Gabinete desató un terremoto político que ya golpea la estabilidad del equipo presidencial. Javier Milei planea una reestructuración profunda tras las elecciones legislativas, mientras el oficialismo intenta contener los cruces públicos que exponen la fragilidad interna del poder.
El presidente ya tiene dos salidas confirmadas: Patricia Bullrich dejará Seguridad y Luis Petri abandonará Defensa. Pero el temblor no se detiene ahí. Desde Balcarce 50 admiten que se vienen más cambios para “oxigenar la gestión”, en un contexto donde la tensión política y la pérdida de cohesión dentro del círculo íntimo se hacen inocultables.
La situación más delicada es la del canciller Gerardo Werthein, que, según fuentes diplomáticas, no continuará después del 26 de octubre. Su salida deja virtualmente paralizada la Cancillería y abre interrogantes sobre la estrategia exterior del Gobierno. En paralelo, crecen las presiones del macrismo, que reclama lugares de poder si avanza un nuevo pacto político con Milei.
En ese marco, Mauricio Macri quiere ubicar a dos de sus alfiles —Guillermo Dietrich y Javier Iguacel— en la mesa chica de decisiones. Ambos fueron ministros durante su gestión y figuran como piezas clave en caso de un acuerdo pos electoral. La jugada, sin embargo, dependerá del resultado del domingo y de la correlación de fuerzas que quede en el Congreso.
Pero el núcleo más sensible de la crisis pasa por la convivencia entre Francos y Santiago Caputo. El jefe de Gabinete habría rechazado mudarse a la Cancillería y se resiste a compartir poder con el estratega presidencial. En Casa Rosada describen el clima sin rodeos: “Si sin lapicera Caputo tiene el poder que tiene, imaginate cuando la tenga”.
Mientras tanto, ya circulan nombres para la nueva etapa: Alejandra Monteoliva suena para reemplazar a Bullrich, mientras que en Defensa podría ingresar un dirigente cercano a Alfredo Cornejo. En Justicia, la eventual salida de Mariano Cúneo Libarona abriría paso a Sebastián Amerio o incluso al propio Guillermo Montenegro, hoy intendente de Mar del Plata.