16/12/2025 - Edición Nº1043

Internacionales

Hito político

Meloni cumple tres años al frente de Italia: un mandato tranquilo y duradero

21/10/2025 | En un país acostumbrado al cambio constante, la primera ministra italiana consolida estabilidad y prolonga su gobierno como pocas veces se vio.



La jefa del gobierno italiano, Giorgia Meloni, llegó al poder el 22 de octubre de 2022, convirtiéndose además en la primera mujer en ocupar ese cargo en Italia. En estos tres años, su gabinete ha logrado algo poco habitual en el país: mantenerse en funciones y operar desde una mayoría parlamentaria estable, lo cual le ha permitido consolidarse entre los gobiernos más duraderos de la historia republicana italiana.

Desde la transformación de Italia en república en 1946, el país ha sido famoso por la alta rotación de gabinetes: se cuentan más de 60 gobiernos en poco más de siete décadas, lo que supone un promedio de poco más de un año por administración. Un claro ejemplo del problema de estabilidad institucional.

La administración de Meloni, en este contexto, destaca porque ha superado ya la marca de más de 1.000 días al frente y, según algunos recuentos, se ubica entre los 3 o 4 gobiernos más longevos de la Italia republicana. Este dato subraya lo excepcional de la situación: que una coalición de derecha-conservadora se mantenga cohesionada y funcione sin crisis aparentes importantes.


Primera mujer en ocupar el cargo de primera ministra en Italia, Meloni ha convertido la estabilidad en su principal bandera política.

Qué ha hecho este gobierno

  • En lo económico, la prioridad fue mantener las cuentas públicas bajo control. El déficit, que alcanzó niveles cercanos al 8 % del producto interno bruto al inicio del mandato, se ha reducido hasta cifras proyectadas en torno al 3 %. Esta disciplina le permitió a Italia recuperar confianza de mercados y agencias de calificación.

  • En el plano estructural, sin embargo, los retos siguen siendo amplios: crecimiento casi nulo, producción industrial en retroceso, altos niveles de deuda pública (por encima del 130% del PIB) y una población que envejece y disminuye en forma sistemática.

  • En política institucional, Meloni lanzó lo que definió como la “madre de todas las reformas”: propone que el primer ministro sea elegido directamente por la ciudadanía por un mandato de cinco años, lo cual cambiaría profundamente la estructura del poder en Italia y reduciría la capacidad del Parlamento para forzar cambios de gobierno.

  • En lo ideológico y cultural, su coalición ha enfatizado valores como la familia, el orden público, y un discurso nacionalista moderado. Al mismo tiempo, su gobierno ha impulsado reformas judiciales y de seguridad para responder al sentir de una parte de la población de que “las cosas deben funcionar”.


La líder italiana junto a otros jefes de Estado en una cumbre de la Unión Europea. Su mandato se ha caracterizado por mantener buenas relaciones con Bruselas, pese a las diferencias ideológicas con algunos socios.

¿Por qué esta estabilidad y qué implica?

Una de las claves del éxito de Meloni hasta ahora ha sido contar con una mayoría cómoda en el parlamento, y una oposición fragmentada que no ha logrado forzar crisis de gobierno o cambios de mayoría. Esto ha permitido que su gabinete gobierne sin sobresaltos mayores.

Además, la elección de una estrategia de “estabilidad antes que reformas radicales” le ha dado una ventaja: en momentos de alta incertidumbre global (pandemia, guerra en Ucrania, crisis energética), la promesa de que “no vamos a cambiar todo” ha calado. Pero esta ventana de oportunidad tiene límites. Los desafíos estructurales mencionados (deuda, crecimiento, demografía) no desaparecen, y las herramientas para abordarlos -desde reformas profundas hasta inversiones productivas- exigen tiempo, consenso político y una gestión eficaz.


Seguidores de Fratelli d’Italia celebran el tercer aniversario del gobierno. Meloni conserva un alto nivel de apoyo popular, en parte gracias a su discurso de estabilidad y orden.

Mirando hacia delante

El panorama plantea varias preguntas:

  • ¿Podrá este mandato extenderse hasta la próxima elección sin tensiones internas? Si lo hace, podría convertirse en el más largo de la historia de la república.

  • ¿Hasta qué punto podrá arrancar las reformas prometidas sin perder consenso? La ambición institucional de cambiar el sistema de gobierno enfrenta resistencias importantes.

  • ¿Qué sucederá cuando se termine el gran impulso de fondos europeos de recuperación (lags de la pandemia) y haya que depender más de la propia capacidad productiva del país? Si el crecimiento no llega, la estabilidad puede empezar a sentirse frágil.

La gestión de Meloni simboliza un punto de inflexión en la política italiana: estabilidad sin estridencias, pero también sin grandes transformaciones. Su capacidad para mantener unido a un bloque diverso y conservar apoyo popular en un país históricamente volátil es, por ahora, su mayor capital. Sin embargo, el desafío de fondo será transformar esa estabilidad en resultados concretos -económicos, sociales e institucionales- que trasciendan el corto plazo. Solo entonces podrá saberse si su gobierno marca el inicio de una nueva etapa o simplemente una pausa en el ciclo de inestabilidad que ha caracterizado a Italia durante décadas.