11/11/2025 - Edición Nº1008

Internacionales

Justicia colombiana

El fallo que reivindica a Álvaro Uribe y sacude la política colombiana

21/10/2025 | La absolución del expresidente por el delito de soborno es vista como una reparación moral y política tras años de persecución judicial y polarización.



El fallo del Tribunal Superior de Bogotá que absolvió al expresidente Álvaro Uribe Vélez por el delito de soborno en actuación penal marca un hito en la historia judicial reciente de Colombia. La decisión, tomada por unanimidad, sostiene que no existieron pruebas suficientes que demostraran que Uribe hubiera instigado o participado directamente en los hechos que se le imputaban. Con ello, se pone fin a un proceso que durante más de cinco años dividió al país y puso en entredicho la imparcialidad de la Justicia.

Para los seguidores del exmandatario, la resolución es una reivindicación personal y política, luego de años en los que fue objeto de señalamientos sin fundamento sólido. La defensa siempre sostuvo que el caso estaba motivado por intereses ideológicos y que Uribe había sido víctima de una persecución judicial. El Tribunal, al desmontar las acusaciones, no solo restaura su imagen, sino que también envía un mensaje de equilibrio institucional en tiempos de creciente desconfianza ciudadana.

La caída de un relato

Durante años, el caso Uribe fue presentado como el símbolo de la rendición de cuentas de las élites políticas. Sin embargo, las pruebas nunca alcanzaron el estándar exigido para una condena. El fallo judicial deja en evidencia que se construyó una narrativa más política que penal, apoyada en testimonios inconsistentes y filtraciones mediáticas. La absolución devuelve el debate al terreno jurídico y debilita los intentos de quienes buscaron hacer del proceso un juicio político.

La magistratura también destacó la importancia de proteger la presunción de inocencia como piedra angular del Estado de derecho. En un país donde los procesos judiciales suelen convertirse en espectáculos mediáticos, el caso Uribe recuerda que la justicia no puede dictarse en las redes ni en los titulares. La decisión restablece un principio básico: ningún ciudadano, por influyente que sea, debe ser condenado sin pruebas irrefutables.

Un triunfo institucional

Más allá del nombre del expresidente, el fallo representa un triunfo para la institucionalidad judicial colombiana. En un contexto de polarización extrema, el Tribunal demostró independencia frente a presiones políticas y mediáticas. La sentencia reafirma la solidez del sistema judicial y envía un mensaje de esperanza sobre la capacidad del país de resolver sus conflictos dentro del marco legal.

El propio Uribe, al conocer la decisión, afirmó que “la verdad se abre paso, aunque tarde”, agradeciendo a quienes lo acompañaron durante el proceso. Para su movimiento político, el Centro Democrático, el veredicto abre una nueva etapa en la que esperan reconstruir la confianza entre el liderazgo uribista y la opinión pública. En un momento en que la política colombiana se enfrenta a una crisis de credibilidad, el desenlace del caso puede interpretarse como una oportunidad para recomponer el tejido institucional.

Lecciones para el futuro

El episodio deja enseñanzas profundas. La primera, que la justicia debe blindarse contra los juicios mediáticos y las influencias partidistas. La segunda, que ningún proceso puede sostenerse en suposiciones o rivalidades ideológicas. El fallo también invita a repensar el rol del sistema judicial en un país donde la opinión pública muchas veces reemplaza la evidencia con emoción.

En definitiva, la absolución de Álvaro Uribe Vélez no es solo una victoria personal, sino una ratificación del principio de legalidad y del debido proceso. La justicia, al actuar con prudencia y rigor, demuestra que aún puede ser garante de equidad y no un instrumento de venganza política. Colombia, después de años de enfrentamiento, tiene en este fallo una oportunidad para recuperar la confianza en sus instituciones y dejar atrás la era de los procesos mediáticos.