22/10/2025 - Edición Nº988

Política

¿Movimiento en la Rosada?

Equipo que pierde se toca

22/10/2025 | El Gobierno encara una nueva etapa con la salida de ministros clave y la posible llegada de figuras del PRO. Entre la apertura y la concentración del poder, Milei redefine su Gabinete para sostener la gobernabilidad.



El gobierno de Javier Milei se encuentra en pleno proceso de reconfiguración de su gabinete, un movimiento que el propio presidente anunció como parte del “segundo tramo” de su mandato para impulsar las reformas de “segunda generación”.

A la salida de ministros que competirán en las elecciones –como Patricia Bullrich (Seguridad) o Luis Petri (Defensa)– se suman fuertes rumores sobre cambios en las carteras de Cancillería y Justicia, con los nombres de Gerardo Werthein y Mariano Cúneo Libarona marcados como posibles relevos. El giro también incluye una apertura política: desde la Casa Rosada admiten la necesidad de “personas súper experimentadas” y no descartan incorporar perfiles del PRO o del entorno de Mauricio Macri, así como mejorar el diálogo con gobernadores no peronistas como Juan Schiaretti.

La decisión adquiere más sentido si se considera que el oficialismo reconoce necesitar al menos un tercio de la Cámara de Diputados para evitar que sus vetos sean bloqueados, y que la derrota en la provincia de Buenos Aires subrayó que su base política hasta ahora no era tan sólida como parecía. En ese plano, el reacomodo ministerial parece orientado a construir alianzas internas y provinciales que faciliten la gobernabilidad.

Existe también otra lectura de estos movimientos: que más que una apertura o un recomienzo, lo que se busca es concentrar el poder aún más en el círculo íntimo de Javier Milei. Se especula que los cambios apuntan a impulsar el rol de Santiago Caputo y Karina Milei, dos figuras que históricamente han generado reservas o incluso desconfianza entre otros aliados y gobernadores. Al colocar estos nombres en posiciones de mayor protagonismo, el presidente estaría privilegiando la lealtad personal por sobre la construcción de consensos amplios, confirmando que el proyecto sigue siendo personalista y cerrado, más que verdaderamente abierto a la coalición o a la gestión compartida.

La pregunta clave es si los cambios que vendrán demuestran una muestra de fuerza o, al contrario, evidencia una incertidumbre sobre la capacidad de mando. ¿Es el recambio un paso estratégico hacia la consolidación, o admite que el esquema original del Mileísmo ya no es suficiente sin concesiones y acuerdos? En ese terreno ambiguo se juega si el Presidente está ampliando su poder o simplemente retrocediendo para sostenerlo.