14/11/2025 - Edición Nº1011

Internacionales

Disturbios en Irlanda

Protestas y violencia en Dublín tras un ataque a una niña

22/10/2025 | Seis detenidos tras una marcha antiinmigrante frente a un hotel con solicitantes de asilo.



La noche del martes, una ola de disturbios sacudió la capital irlandesa. Cientos de personas se reunieron frente al Citywest Hotel, un alojamiento que el gobierno utiliza para albergar a familias que piden asilo. Lo que comenzó como una protesta por un hecho policial —la agresión a una niña de diez años en las cercanías del hotel— terminó con enfrentamientos, vehículos incendiados y seis detenidos.

Los manifestantes, algunos con pancartas contra la inmigración, lanzaron botellas, piedras y fuegos artificiales hacia la policía, que respondió con gas pimienta y formaciones de contención. Una camioneta oficial fue incendiada y varios agentes resultaron heridos. Las autoridades confirmaron que el sospechoso del ataque a la menor era un hombre extranjero, lo que desató una reacción inmediata entre grupos que acusan al gobierno de “abrir las puertas” sin control.


El Citywest Hotel, que el gobierno irlandés utiliza como centro de alojamiento para solicitantes de asilo, fue escenario de las protestas tras la agresión a una niña de diez años.

Una tensión que viene de antes

Irlanda atraviesa desde hace dos años una serie de episodios similares vinculados a la llegada de refugiados y migrantes. En distintos barrios de Dublín se han realizado protestas frente a centros de alojamiento, algunas pacíficas y otras con incidentes violentos. Los manifestantes argumentan preocupaciones por la seguridad y por la falta de información oficial sobre quiénes llegan a vivir a sus comunidades.

Sin embargo, las autoridades y organizaciones humanitarias advierten que detrás de muchas de estas convocatorias se mueven grupos de extrema derecha que aprovechan los temores sociales para difundir mensajes xenófobos. Irlanda, un país históricamente emigrante, ha visto crecer su población extranjera en la última década, en parte por las políticas europeas de reubicación y por la guerra en Ucrania.


Agentes de la Garda Síochána, la policía nacional irlandesa, reforzaron la seguridad en distintos puntos de la capital ante el aumento de incidentes vinculados a grupos antiinmigrantes.

Un sistema bajo presión

El país mantiene desde hace más de veinte años un sistema de recepción temporal conocido como “Direct Provision, que ofrece alojamiento básico a quienes solicitan asilo mientras se resuelve su situación legal. Pero el aumento de llegadas, la escasez de viviendas y los retrasos administrativos generaron un cuello de botella: más de 100.000 personas esperan respuesta a sus pedidos, muchas viviendo en hoteles o centros improvisados.

A eso se suma una profunda crisis habitacional que afecta también a los irlandeses: los alquileres están entre los más altos de Europa y conseguir vivienda en Dublín se volvió casi imposible. Este contexto alimenta el malestar social y facilita que ciertos sectores asocien la crisis local con la llegada de extranjeros.

Reacción del gobierno y el desafío social

El gobierno irlandés condenó los disturbios y advirtió que no permitirá que la violencia se use como forma de expresión política. Las autoridades señalaron que el caso de la niña será investigado “con todo el rigor de la ley”, pero insistieron en que no debe confundirse un crimen individual con una comunidad entera.

El primer ministro, Micheál Martin, subrayó que Irlanda sigue comprometida con su política de acogida y pidió no ceder ante los discursos de odio. También anunció un refuerzo de la presencia policial en zonas donde funcionan alojamientos para solicitantes de asilo, para garantizar la seguridad de los residentes y de los vecinos.

Un espejo de Europa

Lo ocurrido en Dublín refleja una tendencia que atraviesa a todo el continente: la creciente polarización en torno a la inmigración. En los últimos años, países como Francia, Alemania o Suecia han vivido escenas similares, con choques entre residentes locales y comunidades de refugiados. Aunque Irlanda no tiene partidos de ultraderecha con representación parlamentaria, las redes sociales y ciertos movimientos callejeros están ocupando ese espacio.


Irlanda alberga a miles de personas que buscan asilo, muchas de ellas provenientes de zonas de guerra o crisis humanitarias, en medio de una creciente presión sobre el sistema de vivienda.

La violencia de esta semana deja al descubierto el desafío de fondo: cómo mantener la convivencia en un país que históricamente emigró buscando oportunidades y que hoy se enfrenta a las tensiones de ser destino de quienes huyen de la guerra, la pobreza o la persecución.