03/11/2025 - Edición Nº1000

Internacionales

Centenario silente

La Habana censura el legado de Celia Cruz en su propio centenario

22/10/2025 | A cien años del nacimiento de la “Reina de la Salsa”, Cuba opta por el recogimiento institucional mientras su legado recibe homenajes globales.



Los días previos al 21 de octubre de 2025 marcaban el centenario del natalicio de Celia Cruz, nacida en La Habana en 1925, icónica figura de la salsa que traspasó fronteras. Su trayectoria, desde la La Sonora Matancera hasta su consagración internacional, la convirtió en embajadora musical de Cuba. No obstante, para su país natal este aniversario se ha vivido entre sombras: la conmemoración formal es mínima y llama la atención el silencio institucional que rodea la efeméride.

Una misa en la parroquia de la Caridad del Cobre, en el municipio de Centro Habana, se convirtió en el acto más visible del homenaje en la isla. Allí, su retrato y coronas de flores acompañaron a artistas cubanos reconocidos, y asistó incluso el encargado de negocios de la embajada de EE. UU., Mike Hammer. Sin embargo, las instituciones oficiales del Estado apenas participaron, y varios actos culturales previstos fueron cancelados sin explicación, lo que generó interpretaciones de restricción o censura.

Limitaciones en los festejos

La discrepancia entre lo que ocurría dentro y fuera de Cuba es notable. Mientras en ciudades de Estados Unidos y América Latina se organizaban conciertos, exposiciones y hasta una emisión de moneda con su imagen, en La Habana el acto principal fue una celebración religiosa de carácter discreto. También, el Centro Nacional de Música Popular canceló de forma abrupta un espectáculo-homenaje en la Fábrica de Arte Cubano (FAC); los responsables del espacio respondieron dejando una silla vacía en escena como símbolo de la ausencia del acto. Esa ‘instalación’ virtual, acompañada de música de Celia, fue descrita como “el arte de la resistencia”.

Las explicaciones oficiales fueron inexistentes o mínimas. El músico cubano Alain Pérez calificó como “lastimoso” que se trate de “egar y limitar el significado de Celia”. Observadores sostienen que la figura de Cruz —exiliada desde 1960 tras la Revolución y crítica con el régimen cubano— vuelve a encontrarse en tensión con la narrativa cultural oficial de la isla. El legado de una artista que encarnó la mezcla de raíces afro-cubanas, mujer triunfadora en un género dominado por hombres, y símbolo de la diáspora, parece no encajar plenamente en la propuesta pública del Estado.


Cuba guarda silencio ante el centenario de Celia Cruz, mientras el mundo la homenajea.

Legado que trasciende fronteras

Aun así, la influencia de Celia Cruz no se apaga. Su música sigue sonando en todo el mundo, y el centenario ha impulsado homenajes amplios —como el musical que recorre ciudades de América Latina o canales especiales en plataformas internacionales— que refuerzan su estatura global. Su voz, su grito de “¡Azúcar!” y su estilo escénico siguen vigentes, reivindicando una cubanía que se proyecta más allá de fronteras y de condicionamientos políticos. Ese fenómeno muestra que el legado cultural de Cruz puede superar barreras estatales y convertirse en vehículo de libre expresión para quienes la reivindican.

Mirar hacia adelante exige reconocer que este episodio —un aniversario tan significativo que transcurre sin participación estatal destacada— habla de una tensión entre el reconocimiento popular y la gestión oficial de la memoria. La ausencia de una conmemoración institucional robusta no disminuye el valor de su obra, sino que refuerza la idea de que la cultura popular muchas veces escapa al control. Los cubanos dentro y fuera de la isla pueden interpretar este silencio como un gesto adicional de la historia de exilio y fragmentación que acompañó a la artista.

Las décadas venideras plantean un reto para Cuba: ¿cómo integrar figuras de su diáspora cultural, que ya forman parte del imaginario mundial, en su relato propio? La conmemoración de Celia Cruz ofrece una oportunidad para rediscutir la identidad nacional desde la música, el exilio, la mujer y la presencia afro-cubana. Si bien el Estado optó por el recogimiento, el legado de Cruz sigue expandiéndose, quizás recordándonos que la memoria cultural se construye tanto desde las instituciones como desde el pueblo.

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