
Con su salida, el presidente libertario acumula dos ministros de Relaciones Exteriores en apenas veinte meses de gestión, un récord que refleja la inestabilidad y la falta de rumbo en la política exterior del Gobierno.
La dimisión de Werthein llega en medio de tensiones crecientes con el propio Milei y su entorno, especialmente con el asesor presidencial Santiago Caputo, cuya influencia sobre las decisiones estratégicas del Ejecutivo se amplió en los últimos meses. “Parece que cantó ‘quiero vale cuatro’ y quisieron”, ironizó una fuente libertaria, graficando la interna que terminó empujando al empresario fuera del Gabinete.
La situación recuerda inevitablemente la salida de Diana Mondino, la primera canciller de Milei, quien fue desplazada en octubre de 2024 tras la votación de la Argentina a favor de una resolución de la ONU contra el embargo de Estados Unidos a Cuba, un gesto diplomático que el propio Presidente consideró “imperdonable” por contrariar a sus aliados estratégicos: Washington e Israel.
A diferencia de Mondino, Werthein —un hombre cercano al empresariado y con vínculos en Estados Unidos— se retiró por conflictos internos y desconfianza política. Los hermanos Milei le reprochaban su manejo de la relación bilateral con el país norteamericano y lo acusaban de filtraciones a la prensa sobre temas sensibles de la gestión.
Con esta nueva renuncia, el Gobierno libertario profundiza su crisis diplomática y expone el vacío de conducción en materia internacional. En apenas un año y medio, Milei pasó de elogiar su alineamiento total con Estados Unidos e Israel a perder a dos cancilleres por conflictos internos, debilitando la credibilidad de la Argentina ante el mundo.
Mientras tanto, la Cancillería vuelve a quedar acéfala, y la política exterior del país, sometida a los vaivenes del poder presidencial y sus disputas internas, parece más guiada por impulsos ideológicos que por una estrategia diplomática coherente.
ND