03/11/2025 - Edición Nº1000

Judiciales

Doble filicidio en San Luis

Mató a sus dos hijos mientras dormían y fue condenada a prisión perpetua

23/10/2025 | Marina Silva, expolicía de la provincia de San Luis, fue hallada culpable de homicidio doblemente calificado por el vínculo y por alevosía. Los jueces consideraron probado que planificó los asesinatos y actuó de madrugada para evitar que alguien pudiera intervenir.



La Justicia de San Luis condenó a prisión perpetua a Marina Silva, la expolicía acusada de asesinar a sus dos hijos, Sofía Mía Ojeda Silva y Bautista Silva Funes, mientras dormían en su casa. El Tribunal del Colegio de Jueces de la Primera Circunscripción Judicial la declaró culpable del delito de homicidio doblemente calificado por el vínculo y por alevosía.

El fallo fue dictado este miércoles por los magistrados Adriana Lucero Alfonso, Ariel Parrillis y Eugenia Zabala Chacur, tras escuchar los alegatos finales de las partes y realizar la audiencia de cesura del juicio.

Durante los alegatos, la fiscal Virginia Palacios sostuvo que Silva planificó el crimen y actuó en plena madrugada, cuando los niños se encontraban en estado de indefensión. En su exposición, destacó que las pericias balísticas, médico-forenses y caligráficas “permitieron acreditar la secuencia de los hechos y la responsabilidad penal de la acusada”, y solicitó la pena máxima.

Bautista y Sofìa, los dos nenes de 2 y 7 años que mató la expolicía en su casa. 

La querella, representada por el abogado Esteban Bustos, coincidió con la Fiscalía y sostuvo que el debate demostró la alevosía y la plena conciencia con la que Silva actuó. La defensa, en tanto, pidió que se valorara la historia vital de la imputada desde una perspectiva de género, mencionando episodios de violencia previa y una situación de endeudamiento que -según su planteo- habría afectado su estabilidad emocional.

El Tribunal, luego de deliberar, declaró a Marina Silva culpable y la condenó a prisión perpetua.

Los crímenes ocurrieron el 1° de octubre de 2024. Según las autopsias, los niños fueron asesinados mientras dormían: cada uno recibió dos disparos, uno en el pecho y otro en la cabeza. La investigación determinó que Silva abrió una garrafa para adormecerlos, probó su arma en el colchón y luego les disparó a quemarropa tras cubrirles el rostro con almohadas.

Antes de quitarles la vida, dejó una carta de despedida en la que hablaba de sus deudas y pedía perdón a su familia, asegurando que no quería que sus hijos “fueran una carga”. También colocó carteles en las puertas de la casa con la leyenda “Llamá a la Policía, no entres”, firmados de su puño y letra.