SOS Children’s Villages, una de las organizaciones de ayuda infantil más reconocidas del mundo, reconoció que su fundador, Hermann Gmeiner, abusó sexualmente y ejerció violencia física contra menores en Austria entre las décadas de 1950 y 1980. El caso involucra al menos a ocho víctimas, según reveló una investigación interna difundida por la propia entidad.
La noticia impacta a una organización que, desde su creación en 1949, se expandió a más de 130 países y brinda asistencia a millones de niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad. El modelo de “aldeas infantiles SOS” nació tras la Segunda Guerra Mundial con una propuesta innovadora: reemplazar los orfanatos por casas familiares en las que un grupo de hermanos era criado por una “madre SOS” en un entorno estable y afectivo.
Gmeiner, un médico y filántropo austríaco, fue considerado durante décadas un símbolo de la reconstrucción social europea de la posguerra. Su iniciativa recibió apoyo de gobiernos, agencias humanitarias y celebridades. Sin embargo, una revisión de los archivos institucionales reveló que el propio fundador cometió abusos dentro de las primeras aldeas en Tirol y otras regiones de Austria.

Las víctimas -que entonces eran menores alojados en esos hogares- denunciaron años después lo ocurrido. La organización confirmó los hechos y otorgó compensaciones económicas que van desde los 5.000 hasta los 25.000 euros por persona.
El reconocimiento público de estos abusos llega tras años de acusaciones sobre maltratos históricos en distintos centros de la organización. SOS Children’s Villages, con sede central en Innsbruck, anunció la creación de una comisión independiente que revisará los casos y evaluará la responsabilidad institucional.
En un comunicado, la entidad afirmó que su prioridad es “reparar el daño causado y garantizar que nada similar vuelva a ocurrir”. Además, señaló que se encuentran revisando todos los procedimientos de protección infantil en sus aldeas, que hoy operan en países como India, Brasil, Kenia, Argentina, Sudáfrica y Filipinas, entre muchos otros.
Gmeiner falleció en 1986 y fue enterrado en el mismo lugar donde fundó la primera aldea, en Imst, en el estado austríaco del Tirol. Su figura había sido celebrada con monumentos, becas y homenajes internacionales, que ahora están bajo revisión.
El caso ha generado un profundo debate sobre cómo las grandes ONG manejan las denuncias históricas y garantizan la seguridad de los menores a su cargo. En Austria, autoridades locales y organismos de derechos humanos pidieron que los archivos de SOS sean abiertos a la justicia y que se establezcan nuevos protocolos de transparencia y reparación.
Durante más de siete décadas, SOS Children’s Villages fue sinónimo de solidaridad y esperanza para millones de niños sin hogar. Hoy, su historia enfrenta su capítulo más oscuro. La organización afirma que seguirá adelante con las investigaciones y con políticas más estrictas de control interno. Aunque el legado de Gmeiner fue el de ofrecer un hogar a quienes no lo tenían, las revelaciones recientes muestran que incluso las instituciones con fines nobles pueden ocultar verdades dolorosas durante generaciones.