La Agencia Internacional de Integridad del Tenis (ITIA) confirmó este jueves que el argentino Facundo Bagnis dio positivo por hidroclorotiazida, un diurético prohibido considerado agente enmascarante, y aceptó una suspensión provisional voluntaria mientras se define su situación disciplinaria.
La muestra fue tomada el 18 de agosto de 2025, durante la fase clasificatoria del US Open, donde Bagnis cayó en primera ronda. La notificación oficial llegó el 2 de octubre, y el jugador optó por no apelar en esta instancia. La sustancia detectada requiere una autorización de uso terapéutico (AUT) válida, que Bagnis no presentó.
El tenista, de 35 años, se expresó públicamente tras conocerse la sanción: “Es uno de los peores momentos de mi carrera profesional”, señaló, y sugirió que podría tratarse de una contaminación cruzada. La suspensión provisional se mantendrá mientras se define el proceso disciplinario, y el tiempo cumplido será descontado de cualquier sanción futura.
La hidroclorotiazida no mejora directamente el rendimiento deportivo, pero puede ocultar el uso de otras sustancias prohibidas, lo que la convierte en un elemento sensible dentro del protocolo antidopaje. En ese sentido, la ITIA remarcó que el caso será evaluado bajo los criterios del Código Mundial Antidopaje, y que se respetará el derecho a defensa del jugador.
— Facundo Bagnis (@facubagnis) October 23, 2025
Mientras se espera la resolución oficial, Bagnis queda fuera de competencia y en pausa una carrera que supo combinar esfuerzo, longevidad y compromiso con el tenis argentino.
Aunque el tenis argentino no ha sido protagonista frecuente de escándalos por sustancias prohibidas, algunos casos dejaron huella en la memoria del circuito.
El episodio revive viejas tensiones donde los casos de doping han sido escasos pero simbólicamente potentes, como los de Guillermo Cañas y Mariano Puerta, dos grandes tenistas que ha tenido la legión argentina que han sido suspendidos del circuito ATP.
Aunque cada caso es particular, a continuación una lista de las suspensiones que sufrieron los tenistas argentinos que han sacudido el deporte nacional.
En 2001, Guillermo Cañas fue suspendido por dos años tras dar positivo por hidroclorotiazida, la misma sustancia que afecta hoy a Bagnis. La sanción fue luego reducida a 15 meses.
En 2005, Mariano Puerta recibió una suspensión de 8 años (luego reducida a 2) por consumo de etilefrina, un estimulante detectado tras la final de Roland Garros.
En 2013, Martín Vassallo Argüello fue investigado por presuntas apuestas ilegales, aunque no se le aplicó sanción formal por doping.
En 2018, Nicolás Kicker fue suspendido por 6 años (reducidos a 3) por arreglo de partidos, un caso que si bien no involucró sustancias, sí atentó contra la integridad competitiva.
Estos antecedentes refuerzan la necesidad de controles rigurosos y protocolos transparentes, especialmente en un deporte donde la reputación individual y el compromiso ético son parte del juego.