En su paso por El Living de NewsDigitales, Larry de Clay, se define como un artista que nunca se desentendió del país. Actor, humorista y militante peronista, recorrió escenarios, pantallas y ahora busca también un lugar en la política, convencido de que “la cultura y el compromiso social pueden ir de la mano”.
El recordado humorista habló de su trayectoria, del teatro, del fenómeno de Videomatch y del desafío de transformar su experiencia popular en una voz política. “Ser diputado nacional sería un honor, no un negocio”, sostuvo, mientras repasó sus años de militancia, su paso por el Concejo Deliberante de Escobar y su mirada crítica sobre los medios y el poder.
Con una trayectoria de más de cincuenta años, Larry de Clay es parte de la memoria afectiva de varias generaciones, recordó cómo surgió su apodo artístico y su paso por Videomatch, el programa que lo catapultó a la fama.
“Me dicen Larry porque así me conoció la gente en la televisión. Videomatch fue mi gran oportunidad para vivir de la profesión”, contó entre risas.
Aunque su popularidad nació del humor televisivo, su formación viene del teatro clásico: estudió en el Conservatorio Nacional, fue el mejor promedio de su promoción y lleva más de 220 funciones con Cyrano de Bergerac, junto a Gabriel “El Puma” Goity. “Amo el humor, pero el teatro me completa —explicó—. La gente a veces se sorprende, pero estudié muchos años para esto”.
En su búsqueda permanente, se reconoce como estudioso del género: “Formo parte de la Asociación Internacional de Buster Keaton. Estudio a Cantinflas, a Mel Brooks, a los Tres Chiflados. El humor es un lenguaje que sana, y yo creo profundamente en eso”.
El humorista habló también de su vocación política y su paso por la función pública: fue concejal en Escobar, donde impulsó la creación de la Defensoría del Pueblo y logró cerrar un basural a cielo abierto. “Presenté 225 proyectos en dos años. Me fui porque entendí que no necesitaba un cargo para hacer política”, recordó.
Hoy, con su tono sereno pero firme, confiesa que sueña con ser diputado nacional: “Ser diputado es un honor. Es una responsabilidad enorme, no un escalón para otra cosa. Me emociona pensar que mi padre o mi abuelo pudieran haberme visto llegar ahí”.
Crítico con la dirigencia actual, plantea una idea simple pero contundente: “El problema es que muchos quieren políticos que no piensen, como algunos medios quieren periodistas que no piensen. A los que piensan, los echan”.
En el tramo final de la entrevista, Larry de Clay habló de los medios y la pérdida de valores dentro del periodismo: “Hay colegas que entregan el rosquete -me dijo César Mascetti hace años-. Se refería a los que dicen cualquier cosa por guita. Eso pasa en muchos medios: se perdió la ética, se perdió el límite”.
El humorista, sin embargo, no pierde la fe en la profesión ni en la risa: “El humor cura, sana, nos salva del dolor. Si aprendemos a reírnos, incluso de lo más duro, hay esperanza”.
Cerró la charla con una frase que resume su vida: “Yo soy peronista y cristiano. Creo que nadie se realiza solo si no se realiza en comunidad. La política, como el humor, tiene que servir para eso: para sanar a la gente”.
