La organización Rete l’Abuso, principal red de víctimas de la Iglesia Católica en Italia, denunció que al menos 4.395 personas fueron abusadas por sacerdotes en el país durante las últimas décadas. La cifra, basada en denuncias judiciales, registros de prensa y testimonios directos, generó conmoción y renovó los reclamos por mayor transparencia y reparación institucional.
El fundador de la asociación, Francesco Zanardi, él mismo víctima de abuso cuando era adolescente en la ciudad de Savona, explicó que el número “es solo la punta del iceberg” y que la magnitud real del problema podría ser varias veces mayor. “Durante años la Iglesia italiana ha evitado cualquier investigación independiente y ha tratado el tema como un asunto interno, sin rendir cuentas ante la justicia civil”, advirtió.

Según el informe difundido por Rete l’Abuso, más de 1.100 sacerdotes han sido identificados como presuntos responsables, aunque solo una fracción mínima enfrentó procesos canónicos o penas efectivas. En muchos casos, las denuncias prescribieron antes de llegar a juicio, o los acusados fueron trasladados a otras parroquias.
La Conferencia Episcopal Italiana (CEI) ha sido criticada por su falta de cooperación. De las más de doscientas diócesis del país, apenas un tercio respondió a las consultas oficiales sobre protocolos de protección de menores. Para Zanardi, esa omisión constituye “una forma de encubrimiento pasivo que perpetúa la impunidad”.
El impacto de la denuncia fue tal que, pocos días después, el Papa León XIV recibió en el Vaticano a un grupo de sobrevivientes de abusos clericales, en lo que calificó como “una reunión de escucha y compromiso”. Durante el encuentro, el pontífice pidió perdón en nombre de la Iglesia y aseguró que “no habrá tolerancia con quienes dañen a los más vulnerables”.

El gesto papal fue interpretado como un intento de marcar una nueva etapa en la política vaticana. León XIV habría instado a las conferencias episcopales de todo el mundo a reforzar los mecanismos de denuncia, garantizar la asistencia a las víctimas y colaborar activamente con las autoridades judiciales.
Italia, sin embargo, sigue rezagada respecto de otros países europeos donde ya se realizaron investigaciones nacionales sobre abusos clericales. En Francia, por ejemplo, una comisión independiente reveló en 2021 que más de 200 mil menores fueron agredidos sexualmente por miembros del clero desde 1950. En Irlanda, los informes oficiales expusieron décadas de encubrimientos y motivaron reformas legales de gran alcance.

En el contexto italiano, la influencia cultural y social de la Iglesia dificulta la acción del Estado y la visibilidad pública del problema. Rete l’Abuso insiste en la creación de una comisión parlamentaria de investigación y en un registro nacional de agresores religiosos, así como en programas de reparación económica y apoyo psicológico a las víctimas.
“La Iglesia debe entender que no se trata de un pecado, sino de un delito”, afirmó Zanardi al presentar el informe. “Solo la verdad podrá devolverle dignidad a quienes durante años fueron silenciados.”
El nuevo llamado de atención coincide con el compromiso del Papa León XIV de fortalecer la cooperación entre el Vaticano y las autoridades civiles. Sin embargo, los sobrevivientes advierten que las palabras deben traducirse en hechos: justicia, transparencia y protección efectiva para que la historia no se repita.