La gripe aviar volvió a encender las alarmas en Europa. En apenas dos meses se detectaron más de 50 brotes en diez países, un aumento de más del 80% respecto al mismo período del año pasado. El virus, que suele aparecer recién a fines del otoño, comenzó a propagarse antes de tiempo, lo que hace temer una temporada más larga y peligrosa.
La enfermedad, causada por un tipo altamente contagioso de influenza, afecta principalmente a aves migratorias, pero se transmite con facilidad a aves de granja. Países como Francia, Alemania, Polonia, España y Bélgica ya registraron focos activos y ordenaron medidas de emergencia, como mantener a todas las aves bajo techo para evitar contagios.
Los especialistas advierten que esta es la primera vez en más de una década que el virus se expande tan pronto. En Francia, donde la industria avícola representa un sector clave de exportación, se intensificó la vacunación masiva de patos, una medida que logró reducir el impacto económico en los últimos años.

El temor principal no es solo sanitario, sino también económico y alimentario. Cuando el virus ingresa en granjas comerciales, suele ser necesario sacrificar miles de aves para frenar la propagación. Durante la crisis de 2022, Europa eliminó más de 50 millones de animales, generando pérdidas millonarias y una fuerte suba en los precios de huevos y carne de ave.
Además, las restricciones al comercio internacional pueden alterar el mercado global, especialmente en países que dependen de las exportaciones avícolas. Aunque el riesgo para los humanos sigue siendo muy bajo, los expertos siguen de cerca los casos en los que el virus logró saltar a mamíferos, algo que ya ocurrió en zorros, gatos y visones en distintas regiones.
En algunos países, el impacto ya es tangible. En Alemania, las autoridades sanitarias confirmaron la muerte y sacrificio de más de 150.000 aves en distintas granjas del norte y este del país, principalmente en Brandeburgo y Baja Sajonia, donde se detectaron varios focos simultáneos. En España, al menos 25 municipios de regiones como Andalucía y Castilla-La Mancha implementaron restricciones al movimiento de aves y ferias avícolas, además de reforzar los controles veterinarios y la vigilancia de especies silvestres. Estas medidas buscan contener la propagación del virus antes de que se extienda al resto de Europa continental.

El virus se propaga con la migración de aves silvestres desde Asia y África hacia Europa. Estas especies suelen actuar como portadoras sin presentar síntomas graves, pero al mezclarse con aves de granja, el contagio se acelera. Los brotes actuales comenzaron en el norte del continente y ya alcanzaron zonas del centro y sur europeo, lo que anticipa una expansión sostenida durante el invierno.
Si las temperaturas bajas favorecen la persistencia del virus, los expertos prevén que el número de focos podría duplicarse antes de fin de año. Los gobiernos europeos refuerzan los controles en mercados avícolas, reservas naturales y rutas migratorias. También se evalúan nuevas campañas de vacunación para aves de granja y protocolos de bioseguridad más estrictos.
Por ahora, la gripe aviar no representa un riesgo directo para las personas, pero las autoridades recomiendan manipular productos avícolas con precaución y respetar las normas sanitarias de cada país. Aunque todavía no se habla de una emergencia general, el avance acelerado y temprano del virus deja claro que Europa enfrenta una temporada que podría poner a prueba su capacidad de respuesta tanto en salud como en producción alimentaria.